Blogia

¤ †¦Årmand ßelmont¦† ¤ ‡ [ Figther Dreamer ] ‡

Capítulo 7. Jesucristo Inc. and Iglesia Corporate

      No cabe duda que al ser humano le gusta sufrir, dejar lo que para mí era un poco de felicidad por el clamor de una venganza, sin embargo haber dejado de nuevo mi vida tranquila para volver al camino del asesinato, mis lagrimas caían por mis mejillas por el recuerdo de la muerte de Caroline, no podían parar seguían cayendo una tras otra como gritos desde mi alma, caminando por la oscuridad de la noche, y recorriendo la oscuridad de mi alma, quisiera estar solo y caminar poco a poco hacia Caroline, aunque ya eso es prácticamente imposible yo estoy condenado al infierno, asesinar no es un acto redentor por más bueno que parezca, yo lo entiendo, pero ellos deben pagar, quisiera saber quien está detrás de todo esto.

 

      Y tal vez dentro de esta locura encuentre una felicidad, una tranquilidad de haber resuelto el misterio de una pesadilla que siempre está presente en mi mente, corazón y alma. Apresurar todo esto para terminar lo pendiente, y que mi amada me de la energía y fuerzas para continuar con mi motivo asesino, al mirar las estrellas siempre te veo ahí mi Caroline, caminando hasta cansarme, Dios si es que aun me tienes entre tus planes de llegar a mi amada, perdonar mi corazón y dejar entrar mi oscura alma solo por un instante para verla...

 

Reflexionando cada palabra en mi mente, sin darme cuenta hasta llegar a una pequeña ciudad, desde que mis pensamientos se quedaron estancados en la reflexión y mi  labios sellados, caminando toda la noche, y el alba volvía a iluminar… estar tanto en silencio casi ausente del mundo, había hecho pasar el tiempo y la distancia como si fueran algunos pasos, cuando me di cuenta que mi cuerpo empezaba a temblar y a sucumbir ante la debilidad humana, el cansancio me había alcanzado, caminando lentamente, tallando mis ojos una y otra vez, para así sopesar mi cansancio, hasta llegar a unos de mis lugares favoritos, un cementerio, lentamente fui caminando hasta la entrada, y así sin permiso pude entrar mi cuerpo me pesaba, mi cerebro parecía aturdido, y mis ojos apenas se mantenían abiertos, tallándolos para que de alguna manera se mantuvieran abiertos, mientras el sol de la mañana caía sobre mi abrasador y tan molesto, activando una reacción química sobre mi pálida piel, por falta de sol se había vuelto pálida de un color amarillento,  como las matices de mi alma, siempre cambiante y abrazada por la oscuridad, y del otro extremo la lucidez con la que mi corazón brillaba a tu lado mi linda Caroline, cuando sentía que el tiempo y la distancia jamás nos alcanzaría, mi mente está demasiada cansada, debo descansar, me tiro en el mausoleo mas antiguo cierro mis ojos y…

 

    ¿Dónde estoy?, no parece el cementerio donde estaba, todo esta oscuro, no puedo ver mas allá de mis pies, debo de pisar con cuidado puede haber un precipicio o algún lugar donde no debo pisar, de repente una luz, parece lejos, pero me ilumina un poco el camino, ese as de luz caminando poco a poco entre la tierra de un cementerio donde apenas podía divisar las cruces a mi alrededor, ahora escuchaba el viento silbar entre las cruces y algunas ramas de los árboles muertos a mi alrededor, mis pasos se escuchan pues se escuchaba el crujir de las hojas al ser pisadas, hasta que el piso se volvió e concreto, voltea a mi alrededor dudando, pero no podía ver mucho mas allá de algunos cuantos metros, como si esa luz solo estuviera ahí para iluminar cierta parte de mi camino. Después de caminar cierto tiempo, había un mausoleo, tipo capilla gótica, la piedra estaba cubierta por musgo verdoso, en la puerta de metal con los remaches ya corroídos por la oxidación se encontraba un escudo de armas, con un corazón arriba con dos espadas atravesadas, algunas palabras en latín “Cordis Familia” y en medio estaba una “B” en letra medieval. Al llegar a la puerta tan solo la toque y esta automáticamente se abrió lentamente, con un chillido muy fuerte, y de inmediato un aire salió a presión de la cripta, su olor a humedad y a salitre me decía que el tiempo había pasado mucho tiempo por ahí , dentro había una escalera, mi primer paso dentro y la atmosfera era tan pesada y densa, casi no podía respirar, mi respiración era mas agitada como si algo tomara mi cuello y lo apretara suavemente,  al ir bajando las escaleras con el sonido hueco, un metro mas abajo después de las escaleras, ante un piso con mosaicos en color negro y blanco, en medio una alfombra roja, al pisar la alfombra dos candelabros se encendieron a mis lados, revelando algunos féretros de piedra, con una figura de persona encima,  no puse atención y seguí caminando, dos paso más y otras dos velas se encendieron ahora los féretros eran de plata, tres pasos más, y había tan solo un féretro de madera, di otros dos pasos mas se me hacia extraño todo esto que hacia ante mi una cripta muy antigua…  la ultima vela se encendió en un lugar que parecía un lugar donde hincarse, caminé dubitativo hasta llegar y pararme a un lado de ese pequeño lugar, inmediatamente una luz tras otras se encendieron, tomando mi espada observe como cada una de las 5 velas que se encendieron iban descubriendo una silla, la mas grande y lujosa estaba en el medio, las otras eran un poco mas chicas, pero la del medio era mas alta y tenía el mismo escudo que estaba en la puerta, de su espalda salió alguien encapuchado, en su mano derecha llevaba una espada que tenía el mismo escudo en la parte donde la hoja de la espada se une con el mango de esta. — Híncate ante nosotros — fue una voz tétrica, hueca y muy profunda su eco se escuchaba aun retumbando la pequeña cámara, ni siquiera dude hipnotizado por esa voz caía con mis rodillas en ese lugar, mi vista se nublaba y la atmosfera cada vez mas pesada mi espada me fue arrebatada, no sentía miedo ni pánico, era extraño todo me parecía un poco familiar, como que si algo tuviera que ver… —Armand Belmont, te hemos reunido aquí para juzgar tus acciones, tus antepasados reclaman tu vida— ¿Antepasados? Había escuchado bien, mis antepasados… si… ahora recuerdo ver ese símbolo mi tío del viejo mundo nos enviabas cartas y siempre llegaban con ese sello… en realidad son un…

 

… Un sueño… que raro… familia, ese escudo será…  hacia tiempo que no pensaba en mi familia, tal vez sea el hecho de que me he concentrado tanto en esta venganza que mi mundo solo se ha cerrado a pensar en Caroline y asesinar, recuerdo hace tiempo contaban que la familia había llegado del viejo mundo hace algunos siglos atrás, resulta raro pensar en la familia, sin embargo, el sol ya esta cayendo creo que he dormido mas de la cuenta, aunque mi cuerpo y mente ha estado realmente cansado, debo tomar mi espada y me levanto lentamente observando como la luz del sol empieza a cambiar de un tono naranja a uno mas rojizo y como la oscuridad poco a poco devora el fin del día, yo debo alejarme de mi pasado, dejar todo atrás y olvidarme de todo lazo creado, solo somos Caroline y yo, y este mi condenación mi pacto hacia el infierno, segador de alma donde puedo llevarme conmigo a esas personas que me convirtieron en lo que soy.

 

     Mi puño aprieta la funda de la espada y la apoyo en el suelo, para poder levantarme… pero… de inmediato recibo un golpe en la cara, había descuidado mi defensa caigo al suelo, mientras del otro lado me reciben con otra patada en mi estomago, inmediatamente perdí la respiración, empecé a dar vueltas por el suelo para recuperar la respiración esa sensación de no respirar, en que toda entrada de aire esta tapada, es desesperante, escondido entre algunas de las tumbas mientras mi respiración poco a poco, me vuelvo a incorporar revisando por todos lados para localizar a mis agresores, preparando mi espada colocándola en mi costado izquierdo, envainada preparada para cortar a quien sea de un solo golpe, una técnica battou o espada muerta, la técnica de matar de un solo golpe, aunque debo ser cauteloso son dos personas quienes me atacan, casi sin moviendo esperando el primer ataque, con mi mano en la empuñadura de la espada, a mi derecha venía una de las personas, con espada en posición de espada muerta a mi lado izquierdo la otra persona en posición de estocada, mas bajita que la otra persona, eso me da cierta ventaja, son muy rápidas… vaya si hago el mínimo error acabaré muerto aquí, maldición, cerré los ojos por un segundo tomé aire lo mas profundo que podía, inicio mi movimiento desenvainando la espada y tomando la funda de esta, sin embargo, todo se me hacia lento el movimiento de mi espada moviéndose de izquierda a derecha en un semicírculo mortal, la primera persona se detuvo en seco y un movimiento extraño sobre la inercia movió su cuerpo para darme una patada en la cara lanzándome contra un árbol, cometí mi error, ahora, estaba muerto, la segunda chica me acomodó un golpe en el pecho, de ahí en adelante todo fue un festín de golpes, sentía como mi mente se perdía entre el dolor, mis lagrimas recorrían mi mejilla, Caroline, no podré cumplir la venganza… al borde de perder mi mente en una basta oscuridad, por todo el amor que sentía aun por Caroline, recordando y soñando un lugar donde estamos los dos juntos, cuando justo mi cuerpo se empezaba a vencer y mis ojos poco a poco se cerraban los golpes cesaron.

 

    Entre mis pensamientos, mi vista nublada por mis lagrimas, casi en mis cinco sentidos escuché —Es suficiente castigo—  mientras sentí como unos labios se pegaban a los míos — y bien ¿Qué te parece mi castigo?, Belmont eres un odioso como te atreves a dejarnos solas— la voz me decía mientras mi mente aturdida no podía hacer conjeturas aún, ni mi dolor me dejaba reconocer esa voz, solo pensando en el dolor, hasta desvanecerme por completo con mi mente fuera de la realidad, sumido en la oscuridad y los malos recuerdos que conllevan siempre cuando cierro mis ojos, recordar una y otra vez mi tormento y mi trauma, el día en el que mi mundo se detuvo, donde mis sueños y esperanzas se acabaron, donde mi vida dio el salto hacia la soledad, muerte y asesinato.

 

      Al despertar de mi largo y pesado sueño, las heridas de mi cuerpo aun dolían y al abrir mis ojos, a reacción de la luz del sol entraba por una ventana no era un habitación normal, parecía una habitación de hotel, me levanté tocando mi vientre, el dolor en mi cara hombros y vientre era tan intenso que difícilmente tenia las fuerzas para levantarme y solo quede sentado en la cama con una lagrima en mis mejillas del dolor y esfuerzo que había hecho, la habitación era algo grande y lujosa, con dificultades mi cuerpo medio desnudo solo con la ropa interior podía observar cada morete que tenía, a un lado de la cama estaba mi ropa recién limpia, junto a una nota con mi nombre escrito muy delicadamente, con la delicadeza de una chica esos movimientos finos denotan que la chica es una chica con buena educación. Después de entretenerme en ver la letra e imaginar como es la chica que lo escribió leí el mensaje “te esperamos en el restaurante cuando despiertes, te estaremos esperando todo el día ahí”  raro el recado, no sabia ni el motivo de por qué estaba en esta habitación, me vestí lo mas lentamente posible sin hacer grandes esfuerzos para no lastimarme mas de lo que estaba, y caminando hacia la puerta lentamente era como si cada musculo que moviera fuera una punzada en mis nervios, lentamente abrí la puerta la gente de afuera inmediatamente pusieron sus miradas en mí, yo solo cerré la puerta e inicié a caminar tomando mi vientre con mi brazo para soportar el dolor, el pasillo era un poco largo con pequeñas plantas en una de las paredes y pilares griegos modernos estaba muy bien elaborado, los cuadros colgados en las paredes eran de muy buen gusto, me agradaba el tono blanco de las paredes impecables ninguna mano había sido tallada en esos muros, la gente pasando por ahí no dejaba de ver mi cara hinchada por los golpes, y algunos moretes que se estaban tornando de color negro al llegar al ascensor la gente que estaba ahí me veía con tono despectivo y poco a poco se fueron moviendo, lo que no me gusta de la gente rica y poder es que se atreven a discriminarte solo por tu apariencia y para ser verdad mi apariencia no era grotesca por los golpes sino por mi vida en sí, una vida de asesinatos, creo que debería oler a sangre ese olor metálico había sido impregnado en mí como un perfume inconfundible, aunque dudo que estas personas sepan cual es el olor de la sangre pues estos están saturados de un olor diferente, el olor del dinero perdidos en su avaricia y codicia en este país de ricos por qué los pobres para ellos no existen o solo son personas para hacer el trabajo pesado, esas manos que se ensucian en la tierra son las que forjaron nuestro país, y tal es el desprecio que a veces los hacemos a menos.

 

     El ascensor se abre frente a mí pasando lentamente entre la gente que había dentro, solicitando la planta baja, me voy recorriendo hasta el fondo, recargado en una esquina para soportar un poco el peso de mi cuerpo en las paredes del ascensor, inicia el movimiento y yo recargado como si estuviera ido del mundo, de esta realidad escucho a lo lejos platicar a la gente de los negocios que están haciendo, de las ganancias del otro lado se encuentran dos chicas menores que yo conversando de novios y chicos, además de los lujos que se traían encima, aunque al verme me hicieron una cara de desprecio.

 

      Al fin en la planta baja, todos salen y yo lo hago igual pero lentamente, el lugar de igual manera estaba muy lujoso, el lobby era amplio y estaba lleno de sillones y mesas donde la gente podía platicar o leer el periódico cómodamente, mientras camino admirando todo el lujo que había a mi alrededor, a mi lado izquierdo estaba la barra de vinos y licores y  mas adentro el restaurante, seguí mi camino y al llegar al lado de la ventana que daba a la calle se encontraba Yessica Belnamdes y mi hermanita, pero era imposible a ella las había dejado en aquella montaña, maldición me habrían seguido… y si ellas… —Hermanito te estábamos esperando, ven con nosotras— el pensar algunos momentos me había descuidado y mi hermanita me tomó del brazo, hice un gesto de dolor ese tirón me había dolido demasiado —te duele mucho hermanito… le dije a ella que no te golpeáramos tan fuerte— había escuchado bien, ellas me habían golpeado… — yo le dije hermanito pero ella es tan testaruda— maldición ellas dos me hicieron esto, no me había dado cuenta lo fuerte que pueden ser, por lo menos mas de mi hermanita —Belmont…— me recibió con un golpe —Hija de to…— —Te duele verdad… es el precio por abandonarnos, así para que la otra te la pienses… aunque fue algo bueno ver que hay debajo de toda esa ropa… vaya que esta bien escondido — estaba diciendo ya sus obscenidades ya había regresado la misma Yessica de siempre —Cállate y déjate de estupideces— una sonrisa se dibujaba en sus labios —Vamos Armand tuviste tu merecido, pero no es por eso que estamos aquí, te suena el nombre López Urrutia—  ese nombre resonaba en mi cabeza… si, el nombre que aquel hijo de puta que había destrozado, asentí con la cabeza me intrigaba que es lo que quería decir —Mira hacia fuera, en aquel restaurante sentado en la mesa de frente que esta en esa pequeña terraza—  en aquella terraza solo se encontraba un sacerdote tomando café junto con otra persona, sin embargo por encima de la mesa este el sacerdote entregó un sobre a la persona que estaba frente a él — Ese que estas viendo es el sacerdote Antonio Gómez, el que está de frente es un asesino a sueldo, ambos están conspirando para asesinar a López Urrutia, no estaría mal eso sin embargo, tomando en cuenta que es una parte clave para el siguiente eslabón de tu misión, debes protegerlo para poder obtener toda la información, mañana a medio día López Urrutia llegará a comer con el padre y el asesino estará detrás de ellos esperando en la mesa de atrás a la señal para saltar a asesinarlo— hizo una pequeña pausa— Bien como piensas lograrlo Belnamdes— en su mirada encontré un brillo —Recuerdas en la habitación donde estas… esta arriba del restaurante una de las ventanas da directamente a esa mesa en especial, en la habitación contigua estamos Yezika y yo, en cada habitación hay dos rifles con miras telescópicas preparados con un solo disparo, ambos cuentan con silenciador nos colocaremos 1 hora antes de la hora de llegada, para ver que pasa, tu te vas a encargar del padre… ah si no te preocupes no es tan inocente el muy desgraciado es un pedófilo, así que tienes las suficientes razones para matarlo— me dio unas pequeñas palmadas en mis hombros —Yo me encargo del asesino, todo debe ser sincronizado, para poder escapar bien, toma— me entregó un tipo de dispositivo que va colocado en el oído, supongo que es un tipo de receptor/transmisor —Esto ayudará a comunicarnos, bien, ahora todos a salir, Yezika y yo nos iremos de compras ya sabes cosas de mujeres— ambas se levantaron del lugar — Ah lo olvidaba, toma, aquí tienes mil pesos, están en diferentes denominaciones para que puedas comprarte algo si sales— los tomé mientras ellas se marchaban haciéndome un saludo de despedida, me levanté y caminé hacia el lobby donde me senté por un rato en uno de los sillones tan cómodos que había ahí, sin embargo, mi comodidad fuer disminuida a los 10 minutos puesto que llego un señor de edad avanzada y fumando un puro, ese hedor que molesta a la mas sensible nariz, no tuve otra opción que levantarme y salir a la calle, en la cuadra de enfrente estaba un parque, lleno de pequeños arboles que daban sombra. Al ir caminando por la banqueta adentrado en mis pensamientos, sin percatarme de mi alrededor, y mi cara un poco golpeada me hacía ver tal vez como un vándalo, o simplemente un vulgar ratero, sin embargo, si tan solo tuvieran idea de lo que soy, creo que ahí mismo me colgarían.

 

      Al caminar adentrado en mis pensamientos, sin mirar el camino me tropecé con una piedra, lo cual me sacó de mi trance, y observando a mi alrededor encontré una pequeña librería, con una pequeña galería que daba a la calle, y recordé que me gustaba leer y desde hace cuando no leía un libro, abrí la puerta y lentamente entré y a pesar de ser chica había gente a través de los pequeños pasillos observando, hojeando algunos libros, ese olor a hoja nueva me daba nuevas sensaciones, nuevos conocimientos algo en que entretener mi mente, un  libro es la puerta hacia otro mundo donde puedes por lo menos estar ahí, a veces, aunque últimamente todo esto se esta perdiendo, ahora los niños no se les enseña el gusto por leer, pegados a la caja tonta y a las películas violentas, jamás sabrán lo que hay dentro de las hojas camino por uno de los pasillos para encontrarme con una señorita que atiende a los clientes, su mirada aunque un poco de temor observando mi cara y con una sonrisa me saluda y me pregunta si deseo algo, desde luego yo no sabía que pedir así que solo me limité a pedir una sugerencia de un libro para poder pasar el tiempo, hacia tiempo que no pasaba el rato tan tranquilo, sin asesinato no me di cuenta cuando se marchó, pues sumergido en mis pensamientos el mundo exterior no es solo un mundo de fantasmas que no puedo ver, mi mundo se limita a lo ilimitado que el cerebro nos puede dar, aunque encerrado tanto tiempo en el mundo lo único que se ocasiona es obtener la costumbre de quedarse en ese mundo a los que los simples humanos lo tratan de llamar enfermedad mental, pero que mundo está mas enfermo aquel en el que la personas pueden estar tranquilizarse y disfrutar o la realidad donde existen monstruos como yo ahí afuera, en donde en algunas partes los niños no pueden jugar tranquilos sin el temor de no ser hechos pedazos por una granada o mina. Entonces me pregunto de nuevo, que mundo es mejor, un jalón en mi hombro me saca de mis pensamientos —Señor, señor… aquí tiene este libro, ¿le pasa algo, está bien es que…?— me preguntaba mientras tocaba mi hombro, un poco sorprendido lo único que hice fue responder que estaba bien, tomando el libro de sus manos y con el título de “El Alquimista” solo lo tomé sin ni siquiera leer el autor ni leer el resumen detrás del libro, caminamos juntos hasta la caja donde solo saqué el dinero y pagué.

 

      Al salir de la tienda, caminando lentamente hacia el parque hasta llegar al pasto de inmediato me tiré al suelo mis manos sobre el pasto pasando lentamente, ese olor a naturaleza llenaba mis pulmones, me tranquilizaba y me llenaba de energía, y abriendo el libro iniciando a leer lentamente, mi mente se iba metiendo en un embudo que del otro lado veía mas que la historia que estaba leyendo, mi noción del mundo exterior iniciaba por perderse al igual que el tiempo, ahora mi tiempo estaba regulado por el tiempo que transcurrían mis ojos al pasar línea por línea, mi mente empezaba a dejar el mundo extasiado y tranquilizado por la lectura, me hallaba tirado en la hierba cuando sin más mi cuerpo tranquilo y mi mente en aquel mundo caí en un sueño profundo y tranquilo, sin sueños maquiavélicos, ni malvados, sin pesadillas solo un sueño en blanco donde mi mente estaba descansando.

 

      Al abrir mis ojos, ahí estaba un guardia, me había levantado puesto que estar ahí tan de noche era peligroso o esa era la escusa… poco a poco me levanté y recogí el libro que estaba a mi lado, sacudí mi ropa para limpiarme, mientras le preguntaba la hora al guardia, el cual me respondió de mala gana las 9 de la noche, y con un gracias seco avancé de nuevo por la calle, el panorama había cambiado donde antes los rayos del sol quemaban mi piel ahora estaba mas que las luces artificiales, y la luz pálida de la luna llena apenas opacada por toda la luz artificial aunque la gente caminando algunos desconfiados mirando hacia todos los lados para evitar un robo,  y delante de mí una familia, en ropa sucia pidiendo una limosna para sobrevivir el clima fresco, y al observar como la gente los veía entre el desprecio y la indiferencia solo por ser pudientes, solo porque ellos pueden vestir bien y ellos apenas unos harapos sucios, a veces la gente me daba asco, ser tan racista no lo hacían mucho mejor que yo, aunque mi vida era despreciable, no es posible como algunas personas no ven la magnitud de la eventualidad de ser pobre, lo material gana sobre el ser humano, abnegados a siempre obtener mas dinero, un puesto mas alto, un auto nuevo, una casa nueva…

 

      Me acerqué a la señora lentamente metiendo la mano al bolsillo lentamente sacando el dinero que tenía, aquel dinero que se me había entregado lo puse todo en sus manos —Tome señora, esto es para usted y su familia úselo bien— mientras cerraba su puño, la señora se me observaba fijamente atónita, pues un extraño regalarle toda esa cantidad de dinero, tardó unos segundos antes de responderme — Esto es demasiado señor — y extendió su mano para regresarme el dinero, aun así las personas desconfían unos de los otros —Tómelo señora, esto es muy poco para que puede alimentarlos, a mi me sobra, debe tomarlo señora— mientras le rechazaba la mano, y después de todo eso nunca lo voy a olvidar, a cualquier persona le ablandaría el corazón lo que mis ojos observaron esa noche… la niña mas pequeña me abraza por mi pierna mientras bajaba la vista para observar, ella estaba con su carita sucia mirándome fijamente y entre sus cabellos lacios y sucios tapando un poco su mirada podía observar como esos ojos brillaban de nuevo, instintivamente bajé mi mano  y quité el cabello de sus ojos, esa ternura sobre un extraño hizo que mi corazón se estremeciera, sus lagrimas recorrían sus mejillas dejando líneas por sus mejillas, mientras mi mano instintivamente le secó la lagrima solo pude observarla un instante y con la voz quebrada solo pude soltar un “de nada” con un nudo en la garganta…

 

      Caminé sin pensar en nada, aquella imagen me fue grata, la gratitud es algo que últimamente se ha estado perdiendo y con ello la bondad en las personas, que el tiempo halla cambiado es cierto, pero eso no significa que debemos ser groseros unos con otros, como cuando aquellos chicos de la esquina solo se burlan de los defectos de los demás. Al llegar al hotel ignorando completamente al portero quien efusivamente me saludaba, pues como siempre hundido en mis pensamientos la realidad pierde sentido para mí, pero hasta ese momento no había algo que me distrajera, sin embargo, algo me hizo mirar hacia el área de recepción y ahí estaba, aquella chica que llamaría mi atención, parada ahí con ese vestido satinado en verde seco, su pelo recogido y la obertura que le descubría toda la pierna izquierda ese tono sensual, cualquier hombre se detendría a observarla detenidamente, pues ese vestido le hacia bien en mostrar lo necesario para que el cuerpo de una mujer sea sexy, ese gusto por vestir bien, medio atrevido pero sin embargo algo travieso, llevaría a muchos a tener varias fantasías, tan solo observar su piel esa en tonos de bronceado perfecto, esas pequeñas características tan sutiles pero exquisitas…  —Señor Armand— la voz sacándome de mis pensamientos —Señor Armand, ¿se siente bien?— de alguna manera sin darme cuenta ella se había acercado a mí —Estoy bien gracias…— perdido en su mirada, esa profunda mirada color café oscuro adornando su cara, de ese tipo raro tipo musulmana… parado frente a ella mirándola fijamente a sus ojos, los segundos parecían horas… y mi corazón empezaba a palpitar, y ese olor a gardenias, ese exquisito perfume me tenía completamente hipnotizado… —Me da gusto… ayer estaba— —Gardenias…— solté mis palabras interrumpiendo, lo cual solo creó un vacío —Hueles a gardenias… disculpa es que tu perfume me trae recuerdos… hueles muy rico— —Gracias, pero no cree que es un poco atrevido decir eso— en efecto, en efecto me dejé llevar —Disculpe… ¿Cómo te llamas?— —¡Por lo menos por ahí hubieras iniciado!, soy Jade, Jade Rudaina—  —Gracias, disculpa molestarla señorita Jade, con permiso— le pasé por un lado, dando un respiro a ese exquisito olor —¡Hey Armand!, me alegra verte bien—  al momento de voltear, vi esa sonrisa en su cara, parecía tan linda tan solo asentí y seguí caminando poco a poco hasta llegar a los ascensores presionando el botón, mientras espera que se bajara mi mirada seguía observándola sus movimientos lentos y sensuales, o por lo menos para mi así lo parecía de la perspectiva donde estaba… el ascensor bajó, subí y la seguí observando hasta que las puertas se cerraron, lentamente presioné el botón del tercer piso, y lentamente el ascensor inició su camino.

 

      Al llegar al piso, bajé lentamente ahora mi dolor se había aminorado, mi cuerpo de alguna manera se sentía mas ligero, tal vez el descanso o tal vez observar a aquella chica, no lo sabré al llegar a mi habitación solo me desnudé y entre a la ducha, el agua un poco caliente sobre mi cuerpo me hacía pensar sobre las cosas que pasarían mañana, el tiempo me pareció corto mientras me bañaba, salí en bata de baño, sentado en mi cama metí mi mano por debajo de ella para sacar el rifle en un estuche negro, al abrirlo cuidadosamente en sus compartimentos estaba cada parte del rifle, inicié a armarlo poco a poco, hasta tenerlo listo, abrí el lugar donde ponen las balas solo para imitar el cargado de la bala, cerré el compartimento me levanto poco a poco de la cama y coloco una silla cerca de la ventana, apunto al lugar donde se sentaría mi victima, probando mis habilidades de caza, la carnada ya estaba echada, solo faltaba que estuviera mi presa… imagino la situación las personas alrededor, el restaurante con gente, mi respiración suave y tranquila, apuntando solo a la cabeza, ajusto la mira para un tiro limpio y perfecto, contengo mi respiración y jalo del gatillo… se escucha el ruido del martillo del rifle, pero todo está tranquilo en silencio, aunque mañana…

 

—Ahh practicando no es así Belmont…— la voz de Belnamdes detrás de mí hizo que saliera de esa pequeña visión de lo que pasaría mañana… —Voltea hacia acá que quiero presentarte a…— en ese momento mi mirada quedó fijamente en la mirada de la persona que acompañaba a Belnamdes y mi pequeña hermana… —Jade… Rudaina— no podía creer, igual era una asesina… no se que papel tenía en todo embrollo, mi mente empezó a dibujar diferentes teorías, pero de alguna manera me dedicaba a negar que ella estuviera en el mismo camino que yo o Yessica — Hola Armand— mientras me saludaba con una sonrisa en su rostro, por Dios que es muy linda, tan linda como con un asesino con fachada de ángel… no, no creo que ella sea… — ¿Eh?, ¿Realmente ya se conocían?…  — la cara de Yessica incrédula al parecer desconcertada por el hecho de que ya nos conocíamos — ¿Realmente quién es Jade Rudaina, Belnamdes?— le pregunté, mientras mi pequeña hermana se acercaba y acariciaba mis cabellos un poco húmedos — Ella es nuestra espía y nuestro comodín de salida— — ¿Espía?, ¿Comodín de salida?— todo era un misterio para mí… — Así es Armand, soy una espía al servicio de Yessica, entrenada en el arte de robar información… por así decirlo un Hacker… — la información que me estaba dando no podía entrar por mi mente, tan linda señorita — vamos… no me crees verdad… eres Armand Belmont, 23 años padres Joseph Belmont, Liza Jiménez, Belmont viene de Inglaterra, estudios solo hasta la preparatoria, un genio en matemáticas sobresaliente en los exámenes de iniciación a la universidad, beca del 85%, se convirtió en asesino hace 5 años, asesina solo a gente con crímenes, evita los lugares lleno de gente, estadísticamente has matado a más gente con la espada que con tu pistola, sus asesinatos son “limpios” no deja huella y todo quien logra observarle es asesinado, clandestinamente se le conoce con varios sobrenombres, entre ellos el más usado es el asesino de la “velocidad celestial” pues sus asesinatos son realizados entre 1 y 2 segundos… en 6 meses ha asesinado a 2 personas importantes un padre y un político importante siendo este último masacrado y mutilado en pedazos — sus palabras me hacía recordar más y más mis asesinatos y todo la tranquilidad que había adquirido pronto se volvió martirio, las imágenes atravesaban mi cerebro como puñales ardientes… — Calla, por favor… ¡Calla!— grité mientras cubría mis orejas mientras me agachaba, mis lagrimas resbalaban por mis mejillas, era como si sufriera un dolor intenso mi hermana menor quien estaba detrás de mí dio un salto hacía atrás asustada, de inmediato se hizo un silencio sepulcral, mientras poco a poco recuperaba mi cordura, me levanté mientras tomaba mi ropa, y mientras me cambiaba aun todos estábamos en silencio, colocándome mi gabardina, abrí la puerta de la habitación y cerré tras de mí sin decir palabra alguna, caminando por el pasillo aún con los pensamientos frescos de mis asesinatos, 5 años han pasado, observo mis manos, las líneas que tienen,¿ podrían significar algo? Eso jamás lo voy saber la vida humana es aun un gran misterio, las levanto y limpio mis lagrimas y subiendo las escaleras hasta llegar a la puerta de la azotea, al abrir la puerta una pequeña brisa helada revolvió mis cabellos, caminando lentamente al borde del edificio observando los automóviles pasar por las avenidas, gente caminando, tratando de dejar mi mente en blanco y después observar el cielo donde los rayos de la luna caían en mi cara… mientras me sentaba en el suelo recargado en una de las pequeñas paredes de protección, observando como unas nubes viajaban lentamente sentía como la tristeza me invadía de nuevo, era inevitable que tan solo algunas horas borren todo mi pasado, que el acto de bondad que acaba de hacer hace unos momentos jamás me ayudaría, asesino de la velocidad celestial… ese es el mejor arte de asesinar… podría ser —Armand, este…— ahí se encontraba ella frente a mí con su cara obstruyendo la luz de la luna, aunque sus cabellos cayendo sobre su cara, y la luz de la luna a través de sus cabellos… —Armand, no sabía que te afectara tanto… disculpa—  me levanté aunque mi cara pasó demasiado cerca de su cara pude oler de nuevo su perfume de gardenias, el movimiento de sus cabellos por la brisa helada… todo parecía perfecto su pequeña cara de ángel —Jade, mira ven… observa hacia abajo— inmediatamente se acercó a observar, con cara de duda —dime Jade, ¿Qué es lo que observas?— pregunté, mientras me recargaba a la pared —Solo personas caminando, autos…— —Son vidas Jade, caminando en un mundo incierto, pequeñas parte de esto a lo que llamamos vida, tu y yo somos partes de ella, el ser humano es tan complejo… el hecho de que sea un asesino no significa que no respete lo que es la vida y que a quienes asesiné me traen dolor en mi corazón y alma— ella observaba fijamente mis ojos —Armand, tu mirada es oscura y profunda no demuestra más que eres un frio y calculador asesino, aquel que solo está para asesinar… pero tu corazón es otra cosa — colocó su cálida mano sobre mi mejilla —Ahora comprendo el peso que has llevado, jamás lo hubiera pensado así y yo solo solté mis palabras sin sentido— de sus parpados empezaron a salir lagrimas mis manos instintivamente  le limpiaron las lagrimas —Debo volver a mi labor… hasta mañana— solo asentí mientras vi como se alejaba poco a poco, me volví a sentar en el suelo, observando de nuevo al cielo… mientras mi mente divagaba, hasta que la tranquilidad le siguió a la tormenta, lentamente ya a altas horas de la noche cuando solo los fantasmas caminan, bajé a mi habitación donde esta aun mi pequeña hermana en la cama dormida, sin querer levantarla me fui hacia el sillón que se encontraba en la suite y solo me deje caer y cerré mis ojos solo hasta que el cansancio me venciera… y caí profundamente dormido…

 

      No se que horas eran, sin embargo el sol apenas salía por el horizonte, los rayos del sol volviéndose de un color rojo al tono amarillo que siempre observamos, mi hermanita aun estaba en la cama profundamente dormida, mientras saco de la parte de abajo el arma, ese rifle que había dejado armado y listo, solo faltaba el silenciador, lo tomé de su estuche y lo empecé a girar lentamente sobre el cañón hasta terminar de enroscarlo… mientras tocan la puerta y observo como un sobre es deslizado por la parte de abajo; me acerco a la puerta mientras de manera sigilosa trato de escuchar que no haya nada sospechoso, tomo el sobre y lo abro lentamente, dentro está una carta con la misma letra que había visto ayer…

 

Armand

Después de hacer tu trabajo, debes esperar 2 horas dentro de tu habitación la policía tardará en investigar dentro del hotel así que tu y Yessica podrán escapar sin problemas, sus nombres han sido cambiados en las tarjetas de registros, de inmediato enviaré a limpiar las habitaciones después de que salgan ustedes, sigo apenada por lo de ayer espero que dentro del fondo me hagas ver todo lo que me dijiste ayer… espero que no seas un simple asesino como los demás sinceramente así lo espero.

Jade.

 

 

      Ya todo estaba planeado entonces, ahora solo faltaba presionar el gatillo y salir de ahí, Yezika iniciaba a levantarse, aun cuando estaba sentada se iniciaba a tallar los ojos y la cara… —Hermanito, ya estabas despierto— me dijo con efusivo saludo —Vamos, es hora de tener listo todo, debemos limpiar nuestras huellas de este lugar comprendes— durante varios minutos iniciamos la limpia de huellas de todos los objetos que habíamos tocado…  el tiempo pasó tan de prisa que tan solo a media hora antes me preparaba sentado en la silla que había dejado ayer en la ventana, usando la mira telescópica pude ver que poco a poco el restaurante se llenaba, y ahí estaba sentado el padre, dialogando con el asesino esperando a su victima, afinando el último detalle del golpe, sin embargo no se esperaban que estuviéramos ahí… me coloqué el aparato en mi oreja.

 

—Belnamdes, estoy en mi posición— —No esperaba lo menos de ti Belmont, prepara el arma, no debemos fallar o todo se vendrá abajo— claramente había escuchado sus instrucciones… —Ok, tu blanco ya está en su lugar— todo quedó en silencio dentro de la habitación, la tensión estaba a tope y el tiempo transcurría tan lento que parecía que llevara mas de una hora sentado en esa silla. —Armand, carga tu arma ya casi es hora espera mi señal para disparar, recuerda lo que te enseñé siempre cabeza o cuello—  cuando estaba entrenando con ella, enseñándome a cazar, primero reviso el arma… jalo del martillo  y cierro el compartimento de la bala, presiono el gatillo, el ruido suena perfecto, un arma en muy buen estado… respiración lenta y calmada coloco el arma sobre mi brazo y la culata sobre en mi hombro derecho esto es para evitar el retroceso, abro el compartimento y deposito la bala en él, lo cierro despacio el arma preparada y usando la mira telescópica el punto rojo sobre la cabeza de mi victima, siguiendo sus movimientos naturales, asegurando el blanco… listo para no fallar… —Ahora Armand…— entonces que inicie el caos pulso el gatillo y el ruido es detenido por el silenciador la bala saliendo disparada directo a la nuca del padre lo cual atraviesa de una solo golpe… milisegundos después una segunda bala en el costado izquierdo de la cabeza del otro individuo fulminados al instante y los manteles manchados de un rojo sangre… el caos inicia de nuevo Caroline…

 

Capítulo 6. En el Pasado que estoy.

      Caminando poco a poco, Yezika había aprendido muy rápido a manejar la espada, ahora se defendía un poco mas, han pasado 5 semanas más, mantenerme a su lado me tenía contento, a veces reía y me hacia sentir bien, pues hace mucho que no reía, esta vida de tranquilidad es la que hubiera deseado que pasáramos ambos mi linda Caroline, en el que olvide mi espada y deje de oler a sangre maldita, en el que mi corazón se sienta tan confortable como hoy, sentado en el mismo lugar de siempre recostado sobre uno de los pilares de la repisa que daba al patio, mi espada en mano, frente a mí Yezika practicando algunos movimientos, distrayéndome en mis pensamientos dejando vagar mi mente, por el momento aquella escena de masacre se estaba alejando cada vez mas y mas, aunque la culpa sigue estando ahí, como una mancha en mi alma, aunque, no se que tan manchada este mi alma, a veces pienso que esta tan manchada que a veces ni por donde colocar otra mancha mas.

 

     —Armand, estás distraído, siempre me haces lo mismo, me dejas como tonta hablando —  me pellizcaba mis mejillas mientras siempre hacia su cara de enojada, me divertía verla así simplemente era linda y graciosa… —Yo solo… —  —Calla tonto, ya se… esta vez si me contarás quien es Caroline, ¿verdad?— llevaba una semana preguntando lo mismo, desde aquella vez que estaba dormido y entre sueños pronunciaba tu nombre, y es que aun dormido mi cuerpo te extraña mi linda Caroline, aunque he condenado mi alma a no volverte a ver, me encantaría volverte a ver… —Armand, me estás dando la vuelta de nuevo … ¿Qué era? Tu amante , ¿tu esposa?... —  —Pequeña Yezika ella era…— me detuve un momento, pensar bien las cosas, tal vez decir mas de mi pasado seria algo imprudente, pues mi vida de asesino alguien podría tomar como ventaja mis puntos débiles, sin embargo, ella era mi hermanita, como puedo desconfiar… ¿Y si mi traicionara algún día, la mataría?... encariñarse con la gente solo sirve para no permitirte odiar a dicha persona mientras se le quiere… y odiar a esa persona cuando se le desprecia… —ella era mi amada, hace 4 años ella y yo nos íbamos a casar, todo estaba preparado casi, a mis 18 años y 17 de ella después de haberle declarado mi amor, durante una noche de amor en el que me sentí tocar el cielo, ella terminó embarazada, al contrario de molestarnos la idea de tener un hijo entre los dos nos alentaba, me dediqué mas a estudiar para conseguir entrar a una universidad y nuestros padres acordaron que deberíamos casarnos, después de tener a nuestro primer hijo, yo estaba muy contento, ella se le notaba más aún, muchos de nuestros amigos nos decían por qué habíamos cometido ese error, sin embargo, no era un error, tan solo era un amor consumado, aunque nuestra vida iba a ser difícil con ella a mi lado, hubiéramos superado cualquier obstáculo — hice una pequeña pausa para levantarme, mientras –Yezika se encontraba a mi lado, con sus ojos brillando, no hacían falta palabras para que supiera que estaba atenta a mi platica y que continuara — cada día estaba con ella un poco de mi tiempo, había conseguido trabajo de medio tiempo, estudiar y trabajar es una carga pesada y para liberar esa pesada carga estaba siempre ella a mi lado, sonriendo,  abrazándome. Cada mes de su embarazo tomábamos fotos y tocaba su barriga para sentir a nuestro bebé, mi padre nos dio una de las casas que teníamos en la familia solo para nosotros dos, todo parecía perfecto, mis estudios en matemáticas, y física fácilmente me colocó en el camino a una ingeniería, había conseguido la beca en una universidad no en un 100% fue un poco menos un 85% pero me daba por servido, nueve meses habían pasado muy rápido, y así sin pensarlo ya estábamos esperando a Albert… mi primer hijo.

 

     Ese día, aquel día que nunca quise recordar me encontraba viajando hacia la universidad me querían para una entrevista con cada uno de los becados, era imposible que aquel día perfecto de verano… un 4 de Julio, pasara aquello… la entrevista estuvo bien, me felicitaron y me dieron la bienvenida al campus, una comida con todos mis futuros compañeros, en cuanto terminó la comida corrí a aquella tienda, había ahorrado algo de dinero para comprar un anillo de compromiso para ella, quería hacer las cosas como se deben, invitarla a cenar, pasar una linda velada juntos, antes de que naciera Albert… — mi corazón latía rápidamente, y mi respiración era agitada como si me estuvieran apretando el pecho, atándome una soga al cuello y cada recuerdo de aquel día me atravesaban el corazón como dagas.

 

     El solo vivir de recuerdos tan tristes en la vida, solo deja más dolor en la persona que lo vive, adentrándose en una oscuridad infinita y en el cual existe esa pequeña luz, un luz tan pálida como la que genera una veladora… — Al elegir un anillo para mi linda y amada Caroline, y al tomar un taxi para que me dejara en la central de autobuses, quería llegar lo mas pronto posible, ya que, la ciudad donde estaba la universidad se encontraba a 3 horas de distancia, por suerte cuando llegué aun había un camión disponible para mi ciudad, sin pensarlo pagué el pasaje y me subí lo mas pronto posible no podía esperar la cara que pondría cuando le entregara el anillo, obviamente ya estábamos comprometidos sin embargo, no creía que esperaría un anillo de mi parte así que sería una gran sorpresa para ella, pero … — en ese momento una lagrima cruzó mi cara lentamente por toda la mejilla, con mi mano en mi corazón tan afligido que también parecía llorar, el recordar aquellos dolorosos tiempos solo me hace saber que el ser humano tan solo es alguien masoquista que le gusta sufrir con el pasado, sin dejarlo enterrar para dejar desgarrar mi corazón y alma, entonces es como mi cuerpo se va poco a poco hacia la oscuridad del dolor mas profundo del ser humano, perder a un ser querido, al ser que amas, a esa persona que creías estaría contigo toda la vida,  y el despertar al día siguiente sin esa persona te duele tanto como morir cada día sin esa persona.

 

—Armand, ¿Te duele ahí?— y ahí estaba ella mostrando su tierno corazón hacia la manzana podrida de mi alma, tocando mi corazón con su mano abrazándome un gesto tan tierno me hacia mirar hacia atrás  y mirar al monstruo que había creado, en lo que me había convertido. Quería vomitar mis entrañas, desgarrar mi cuerpo por dentro, el dolor me quemaba tal cual fuera llamas sobre mí, eso sería una probada de lo que me espera en el infierno, pero… ese sentimiento de calor, no lo había sentido en mucho tiempo y ahora, con mi hermanita a mi lado esa parte de mi ser humano está regresando desplazando a mi lado asesino.

 

—Y aquel día, cuando llegué a mi pueblo natal, después de 3 horas de viaje, llegué a mi hogar y aunque era de noche las luces aun no estaban encendidas, se me hacia extraño, ¿tal vez ella salió? Solo se me ocurrió pensar en eso, tomé una de las tarjetas de casetas telefónicas que tenía en mi cartera y me dirigí hacia la caseta mas cercana para telefonear a la casa de mis padres, pero  no estaba ahí, también llamé a sus padres donde también obtuve respuesta negativa, tampoco era de preocuparse porque podría haber salido con cualquiera de sus amigos o amigas. Regresé a mi casa, donde jamás debí haber llegado, al abrir las puertas para mi horror, estaba un charco de sangre de inmediato seguí el rastro de sangre, como si atacaron a alguien y lo arrastraron, mi desesperación avanzaba y mi mente me hacia malas jugadas tratando de llegar a la conjetura de que solo era una broma… pero… no ahí tirada en otro charco de sangre se encontraba mi linda Caroline, tenía una herida en el pecho, muy profunda por donde aún la sangre salía poco a poco, mis ojos se llenaron de lagrimas de la impresión tarde rato en poder gritar, donde mi grito hizo que los vecinos salieran a curiosear, salí corriendo como loco pidiendo ayuda… — mi pobre y linda Caroline, la escena que describí y que viví en carne propia aun me hace quebrar mi semblante, prácticamente mi voz estaba quebrada, sollozando y llorando, abrazaba con mas fuerzas a Yezika que tan solo se limitaba a apretarme con fuerza, a que sintiera sus tierna y cálida cara en mi pecho.

 

—Vaya AB aun sigues queriéndola… — mi mente se quedó en blanco aquella voz la conocía, era acaso… —Hace tiempo que no te veía, Belmont— sin lugar a dudas era —Yessica… Belnamdes— mi mente y mi voz se sincronizaron —Maldición Belmont, tan patético como siempre… — dijo mientras salió de los arbustos alrededor de la cabaña, observando la escena en la que estaba —Vaya, ahora ya se el motivo porque estabas escondido, hijo de perra suertudo…—  separando lentamente a Yezika me levanté secando mis lagrimas —Hermano — dijo Yezika al saber que se había separado de mi, ahora mi pecho estaba mojado no por mis lagrimas sino por las lagrimas de ella —¿Hermano?... acaso escuché bien… ¿Hermano? A que guarrada estás jugando Belmont, eres un pinche puerco pervertido— — ¡No seas estúpida! No vengas con tus aclaraciones en doble sentido, siempre estas pensando en sexo… la pervertida eres tu… — Yessica siempre me hacia ese tipo de broma, mientras ella se reía yo solo me enojaba mas —Es difícil encontrarte AB, hace tiempo que no nos veíamos—  mientras se acercaba a mi lentamente hasta estar frente a mí… mientras se detuvo para tomar aire y soltarme tremenda cachetada, con tal fuerza que hizo que mi labio reventara —¿Por qué no hiciste lo que te pedí?, AB eres un estúpido, acabas de echar a perder tu venganza ya que aquel hijo de puta se llevó el secreto a tres metros bajo tierra— su semblante era severo, por lo regular era una chica irónica, burlona pero sin embargo siempre sonreía, ese día tenía frente a mí a aquella chica que me entrenaba para volverme asesino, la que me trataba a golpes, la que a veces al practicar con espadas me dejaba al borde de la muerte.

 

    Casi de inmediato Yezika se había puesto en guardia con su pequeña vara de madera, se lanzó al ataque sobre una experta, lo hizo por coraje, o no se el motivo del por qué, el hecho es que una presa así de fácil para Yessica sería como festín de sangre, sin embargo con su espada aun en la funda, golpeó una y otra vez a Yezika sin piedad, y con cada golpe una palabra para remarcar que tan solo era una principiante… al terminar de proponerle tan pesada tunda a la pobre chica, y esa chica adolorida en el piso al borde del desmayo, gritando una y otra vez “para”, Yessica caminó lentamente hacia donde estaba yo solo observando, aun tomando mi cara por el dolor de la cachetada —¿y bien AB alguna palabra antes de matarte— sus palabras eran tan serias, que me hicieron estremecer, cuando ella solo levantó de nuevo su espada, mientras yo aun sin palabras instintivamente cerré mis ojos.

 

     Momentos después sentí una cosa cálida en mi frente, abrí mis ojos y ahí estaba el cabello de Yessica cayendo sobre mi cara, estaba tan sorprendido, pero mas que nada aliviado por no perder mi vida, mi oportunidad para llevar mi venganza, lentamente ella se alejó de mi para volverme a enseñar su sonrisa, era ahora la misma Yessica que conocía —Eres tan tonto… me tenías preocupada, y yo que pensaba que estabas herido de gravedad o muerto… y mira aquí tu de galán… dime ya te la... — había vuelto a ser la misma de siempre, casi con sus majaderías —Tu mente pervertida siempre Belnamdes… — le dije mientras le tapaba la boca y me levantaba del suelo —¿por qué piensas siempre en esas cosas?— mientras decía ella me sacudía parte de mi ropa de la tierra y polvo que había sobre mi ropa —Vamos Belmont, tu y ella solos… no creo que… ni tan solo un…— —Calla ya, deja de decir estupideces, yo no tengo la mente enfocada en eso— le dije con cierta autoridad mientras iba por Yezika, había sido golpeada tan severamente que a lo mejor ya estaba muy lesionada, desmayada o muerta… en realidad no sabía que hacer si estaba muerta. Es curioso el cambio el cambio de su personalidad aunque me sentía aliviado, sentir una golpiza por ella sería demasiado fatal…

 

Yessica había ido a levantar al pequeño bulto cubierto de sangre y varios golpes, me daba pena y un poco de coraje que no haya podido ayudarla, esa chica que me había demostrado un poco de amor ahora estaba en el suelo, herida por una circunstancia que no debía pasar, por qué la gente que termina conmigo siempre es dañada, maldición… alejándome de las dos chicas para reflexionar un poco, caminando por el bosque, aun con la herida abierta de contar como había pasado todo, recuerdo después de encontrarla en el charco de sangre, de correr como loco a gritar a la calle en busca de ayuda, después de una hora las “autoridades” llegaron a la escena, los muy desgraciados son tan impotentes que tan solo llegaron y por solo tener sangre de ella me aventaron contra una patrulla violentamente revisándome si no tenía armas, al tratar de decirles que yo no era el asesino, me golpearon mientras me decían una y otra vez groserías, por lo tanto me subieron por desacato a la autoridad, los hijos de puta solo para eso tienen el poder, no saben otra cosa mas que abusar… golpeo un árbol del coraje de acordarme de aquella escena, dentro de la patrulla me volvieron a golpear, una y otra vez, solo por el hecho de divertirse, al llegar a la cárcel todo golpeado, empapado en mis lagrimas de impotencia mezcladas con sangre, mi propia sangre fui lanzado a la celda no metí las manos caí directo al suelo solo para soltarme a llorar como un niño, de dolor no era físico mi corazón había sido desgarrado el amor de mi vida se había ido y con ella se fue también mi alma, solo estuve 2 días en la cárcel antes de que un policía con su cara de estúpido, y después de que cometieron tal pendejada se dieron cuenta que no era el asesino, mis suegros y mis padres estaban ahí, los golpes que me habían dado ahora eran moretones en mi cara, que también estaba hinchada, mi madre al verme soltó un grito al cielo, maldiciendo a los policías que tan solo se reían y se disculpaban muy hipócritamente, yo no quería saber mas de eso, y fui llevado a casa de mis padres, aunque aún se realizaba el funeral de Caroline no quería ir, no quería despedirme sin embargo, después de curar mis heridas fui al entierro, mi dolor tan solo al entrar al cementerio fue demasiado, mis lagrimas empezaron a salir, el anillo que había comprado que querían hacer perdido en la estación de policía, se me fue devuelto, ya que mi padre los amenazó con ir con el gobernador del estado, que por cierto es amigo de la familia… en mi bolsillo, con mi familia a un lado lentamente caminando hacia un féretro color plateado, cubierto de rosas y diferentes flores, encima de un agujero cavado, entre las ofrendas una foto de la quien en vida fuera mi mas grande amor, mi linda Caroline. No podía resistir tal dolor, sin embargo, tuve que armarme de dolor para llegar casi a rastras hacia el lugar donde se encontraba, solo para sostenerme del féretro llorando sobre él, y lentamente abrí el féretro para volver a ver la cara de mi Caroline, tome sus manos heladas como el hielo, heladas sin la falta de la calidez que tenían en vida, y lentamente coloqué el anillo en ella, con mis lagrimas cayendo sobre su mano, sobre el anillo, mire su cara, estaba ahí como si estuviera durmiendo, acomodé su cabello, acaricie su frente y mejillas para susurrar “mi amor, no se por qué me has dejado, sin ti tan solo soy un cuerpo sin vida caminando por una vida sin sentido” mientras por ultima vez besaba frente…

 

—Armand, no me gusta verte así solo aquella vez te he visto llorar así— unos brazos me abrazaban, sentía el calor de un cuerpo pegado al mío por la espalda, tan suave y pequeño, Yessica había regresado conmigo, su cara pegada a mi espalda, sintiendo como un poco de sus lagrimas mojaba mi camiseta, mientras tanto yo no podía hablar se me había hecho un nudo en la garganta, y mis lagrimas caían sobre la tierra aunque sabía que las lagrimas no la traerían de vuelta, ni tantas veces mate a las personas implicadas en su muerte, ese momento que pasaba con Yessica era parecido como aquella tarde en que juré cobrar venganza, con el sol cayendo en el horizonte cambiando las matices del cielo de naranja a roja… y al final tener una oscuridad infinita adornadas con el velo de las estrellas en el cielo… por alguna extraña razón me sentía reconfortado y mientras mis ojos rojos de tanto llorar se levantaban al cielo para observar la luna, en cuarto creciente, aquella que siempre vela la noche e ilumina en la oscuridad… me di la vuelta, para abrazar a Yessica de frente —Debes cuidar a Yezika por mí— mientras apoyaba mi cabeza en su hombro —De nuevo me volverás a dejar como aquella vez ¿verdad?— ella solo acariciaba mi cabello —Gracias y Adiós— me separé de ella como aquella noche para salir caminando de ahí dejando de nuevo todo atrás, no creo que me perdone Yezika por dejarla… sin embargo, creo que debo estar solo, debo terminar mi venganza antes de que todo sentimiento me llegue de nuevo y termine por comerme.

 

     Lo siento Caroline, debo hacerlo a mi modo solamente así podre estar a gusto conmigo, puede que termine muerto, pero… quiero hacerlos pagar mi linda Caroline, esta espada debe probar el corazón de la persona quien estuvo detrás de todo, lo atravesaré y lo partiré en dos, esta mi venganza… mi misión suicida… lo siento Yessica… hermanita… de ahora en adelante seguiré solo pase lo que pase… avanzaré hacia la oscuridad.

Preview del Capítulo 5

Bueno, ahora con el preview del capítulo antes de que los lectores lean, en el capítulo anterior Armand Belmont había asesinado con descaro y de manera despiadada a un político, obviamente Armand en su afán de conseguir su venganza y ante algunos hechos que pasaron se da cuenta de que ha creado un asesino sin sentido, entonces se exilia muy lejos de toda civilización, viviendo tranquilamente, en parte de ese pequeño lapso de tiempo tranquilo se encuentra con Yezika, una niña que estaba a punto de ser violada y que perdió a sus padres a manos de un asesino.

 También en este capítulo se explora un poco mas los sentimientos y pensamientos de Armand Belmont, atormentado por el último acto realizado, y buscar un tipo de expiación, y reinvindicar su vida, solo el tiempo nos dirá que tanto esconde en su corazón y responder la pregunta universal que los lectores hasta ahora se han hecho ... ¿por qué asesina y que  hizo Caroline para morir?... 

A mis lectores espero que puedan disfrutar el leer este capítulo... algo sencillo, menos violento... pero una faceta nueva del personaje Principal.

Capítulo 5. Retoños en Invierno

Seis meses han pasado desde aquella masacre, ahora comprendo porque los seres humanos tenemos pesadillas, no he dormido bien ni mucho menos me he alimentado bien, vivo solo en una cabaña abandonada en el cerro, encerrado en mis pensamientos, y aferrado a mi espada, me da miedo cerrar mis ojos, cada vez que los cierro, veo esa cara, veo toda esa sangre derramada, y… por Dios que atrocidad he hecho, pero lo que mas me atemoriza es ver tu cara Caroline, que me observas de cerca como si fuera un monstruo y en verdad lo soy, hermanita… he cobrado tu venganza, desde aquel día en tu tumba, he llorado todos los días, y a pesar de que he cometido yo el error, sigo culpando a aquel hijo de puta, Dios por qué me pasa esto a mi… no… Dios ya no puede observarme, ahora que soy lo que soy un desalmado asesino, un hijo de puta capaz de desmembrar un cuerpo en un solo arranque de ira… un carnicero todo por una puta venganza… he condenado mi alma a la oscuridad, al infierno, y el Demonio debe estar lamiéndose los bigotes pues el hecho es irrefutable, iré al infierno y me quemare por toda la eternidad, pero tú mi amor… Caroline, jamás volveré a verte ni en la otra vida, lagrimas salen de mis ojos, ojala fueran lagrimas de sangre, pues debería pagar por cada crimen hecho, maldición, me siento solo abandonado y sin esperanzas… quisiera suicidarme pero, mi vida no me pertenece, por el momento, sigo en mi venganza, ellos deben pagar por lo que te hicieron mi amor, aunque por el momento debo esperar, el invierno esta por llegar, quisiera tomarme un tiempo, aunque dime Caroline que debo hacer, como debo continuar, se que ahora me odiarías… pero, como quisiera tus labios quisiera besarlos, y mirarte a los ojos, reír y seguir nuestras vidas juntos, diablos Caroline aun te sigo amando, y me odio a mi mismo… y con esta espada he cobrado tantas vidas, tanta sangre en ella, aun puedo olerla, aunque al principio no me gustaba el olor me he acostumbrado, aunque a veces también llego a odiar dicho olor, me revuelve el estomago solo de pensar lo que hice, la gente lo cataloga como uno de los peores crímenes en la historia del país, no era para mas, ya que aquel cuerpo estaba hecho añicos, pedazos por todos lados.

Si el ser humano tiene la capacidad de curarse a sí mismo, para mi no habría esperanza y aunque sé y reconozco que la venganza no es el mejor camino en la vida, estoy siguiendo el sendero que contradice mis principios, guiado por mi corazón y mis sentimientos, por el amor de mi amada, a quien en vida la quise y ahora aunque la sigo amando no me siento digno de ella, pero, ¿por qué sigo este camino?, ni yo mismo me entiendo, quiero dejar todo esto, dejar mi espada y seguir avanzando, dejar de lado todo lo que paso, pero, si tan solo amor… si tan solo no hubiera pasado aquello ahora seriamos felices y seguiríamos con nuestras vidas hacia delante, pero el destino te puso en medio de todo aquello e indirectamente me colocó en esta situación.

Vaya una gota de lluvia, en esta época, bueno tanto ha cambiado el clima que ahora no parece raro que de vez en cuando por estas fechas por azares del clima llueve, yo lo tomaba siempre como si nevara para nosotros, ya que la ubicación de mi país es de clima tropical, entonces la nieve aquí sería impensable, fue un día como estos en el que nos volvimos a encontrar, un día de estos donde pude sentir tus labios Caroline al ver las gotas de lluvia fuera, su sonido me tranquiliza por un momento, me trae al recuerdo aquel momento, porque hoy es tu cumpleaños mi preciosa Caroline, hoy 9 de Diciembre me gustaría volver a ese día, estaba tan nervioso como no sabes mi corazón latía mas rápido sentado en la banca de la pequeña plazuela de la ciudad tan contento que mi sonrisa estaba de oreja a oreja, tanto así era que no me importaba si la gente se reía de mi, era tan obvio tanto se me notaba la felicidad que varias personas se acercaron a bromear conmigo, pero no me importaba, porque el tan solo verte ese día me haría feliz, ahí mataría dos pájaros de un tiro.

Y entonces te vi venir, caminando lentamente hacia mi, con tu cara sonriente ese cabello dorado cayendo suavemente sobre tus hombros, tu mirada una de las cosas que mas me encantaban de ti, tan vivaz como siempre, te observaba como si fuera un tonto, admiraba tu belleza… un ruido… tomo mi espada y coloco mi mano en la empuñadora, esperando por si fuera un ataque… —Hola, soy yo…— esa voz que apenas hace poco conocí, estando aquí muy alejado de la sociedad siempre viene esa chica, siempre me trae comida desde aquella vez que la salvé de un violador… —Eres tú pequeña Yezika… vaya pensé que era alguien más, debes de avisar antes de llegar aquí…– vi venir a esa chica con linda sonrisa, cabello negro largo tocando sus hombros, lentes, es tan linda que para mi parece una niña, aunque… —Lo sé, lo sé puedes asesinarme… y no soy una niña… tengo 18 años creo que eso me convierte en adulto no crees— su cara mostró un poco de molestia, apenas hace algunas semanas el violador había asesinado a sus padres para conseguir llegar a ella, aunque solo fue coincidencia que pasara por ahí y aunque en ese tiempo estaba muy afectado de la masacre que había hecho , no había comido, ni siquiera dormido bien, en mis ojos podían notarse las ojeras, tan solo un muerto viviente, porque si dormía siempre soñaba la misma pesadilla de sangre y la cara… —Armand… Armand… ¿Estás bien?...— la voz de Yezika me habían sacado de mis pensamientos —Tan distraído como siempre, vaya no se como acepté estar aquí entrenando contigo si ni siquiera me pones atención, eres un mal maestro Armand— escuchaba sus palabras mientras pellizcaba mis mejillas, para sacarme de mis pensamientos… —Perdón pequeña Yezika— —Que no soy una niña, te lo repetido tantas veces, eres muy tonto Armand— era gracioso observar como su cara ser ruborizaba del coraje con tan solo llamarla “pequeña”, por lo menos me tenía pensando en otra cosa que no fuera aquella pesadilla… aunque el cuerpo de Yezika, parece ser estar muy desarrollado, muchos hombres la desearían con tan solo mirarla… en fin… a mi solo me parece graciosa…

—Bien pe…— estaba preparada a gritarme en cuanto terminara la frase — … Yezika, bien toma tu vara que practicaremos un poco de espadas, la última vez tuvimos un pequeño combate con estas varas, así que hoy será lo mismo, así que ven con todo… pequeña Yezika— su progreso con la espada es muy bueno, pero hablando de puntería… mejor ni decir, desde aquella vez que yo caminaba como un zombi, sin haber comido bien, desvelado, y con mis ojos pesándome, de pronto un ruido me alerto, tomé de inmediato mi espada y corrí lo mas que podía y que mis pies me permitieran, al avanzar por una pequeña vereda me encontré dos cuerpos en el suelo, ambos degollados, atados y amordazados, había un charco de sangre alrededor… no puedo creer que el ser humano mate por placer, aunque no tengo porque quejarme… yo soy peor a él… un segundo grito me alerto de nuevo, seguí el sonido corriendo hasta encontrarme en la escena, ahí estaba ella a merced de ese estúpido puerco, ya le había arrancado la ropa, sus pechos estaban al descubierto y parte de su vestido rasgado, mientras el perpetrador de tal atrocidad solo estaba ahí riendo, gozando, en una mano sostenía un machete mientras la otra mano, tan asquerosamente iba a su pene, el muy sínico se estaba masturbando con la escena… empuñé mi espada con la poca fuerza que me quedaba y me acerqué a ellos —No crees que es muy asqueroso lo que estas haciendo idiota— —¿Quién chingados anda ahí?...— —¡Justo a tu lado! Imbécil— lo golpee con fuerza con el mango de mi espada en su cara, mientras se agachaba para detener su dolor lo patee haciéndolo que se moviera de su lugar un poco —Personas como tú me dan asco, buscando sexo con tan solo una niña— —Acaso oí niña… ella es una puta, como cualquier mujer todas son unas putas malagradecidas… lo único para que sirven son para violarlas y matarlas… putas… putas… son lo único que son— me gritaba sus estupideces, una mente tan perturbada y podrida como él por qué debería estar viviendo, tan cobarde para aprovecharse de niñas para olvidar sus frustraciones… puta madre… quiero partirlo en dos… era lo que pensaba en aquel momento, mientras mi vista se empezaba a nublar por el cansancio y el esfuerzo me habían agotado casi por completo tanto que ahí mismo pude haber caído desmayado, sin embargo, le di suficiente tiempo para que se recobrara y me atacara… para el momento en que me había recuperado de un casi desmayo, el casi estaba encima de mí, como pude interpuse mi espada entre su machete justo lo necesario para que solo hiciera una pequeña herida en mi hombro y con el impulso de su fuerza ir a caer al pie de uno de los tantos arboles que había en el lugar, cuando quise levantarme lo mas rápido posible mi cuerpo no me dejó, estaba tan débil que mis manos no podían el peso de mi cuerpo, me costaba esfuerzo poder esquivar los machetazos que me tiraba ahí mientras estaba en el suelo, cada vez mas cerca de rebanarme una parte de mi cuerpo, ya que este cada vez me respondía con menos velocidad, hasta que quedé acorralado, pegando mi espalda al tronco de un árbol, y con mis últimos respiros para el desmayo, mi corazón acelerado de las pocas veces que me sentía arrinconado, intranquilo y que no sabia que hacer, de las pocas veces que mi mente se sentía turbia, y mis movimientos torpes, mi vista nublada a merced de alguien quien podía asesinarme con el solo hecho de clavar su arma en mi corazón…

Al ver como levantaba su machete para darme el adiós a este mundo, me negué a morir, no quise que la pálida y esquelética muerte me llevara, no era mi tiempo había una misión que cumplir y una venganza por cobrar pero… mi cuerpo decía otra cosa, me pesaba y cada vez me costaba mas trabajo moverme, cada vez mas perdido mi vista se empezaba a cerrar en un circulo negro, lo único que recuerdo aquella vez fue levantar por última vez mi espada, y que mi vista caía mas y mas en la oscuridad simplemente mi cuerpo estaba desfalleciendo, pero entre la oscuridad escuche como un susurro en el viento, aquella voz que me motivaba, aquella voz que me hacía sonreír, aquella voz que cuando la escuchaba triste me hacia estar triste, cuando reía me hacia reír, cuando se enojaba me hacia sentir mal, cuando me susurraba al oído me hacia temblar, cuando me llamaba con amor me hacia sucumbir, cuando me hablaba con delicadeza y estaba enojando me hacia ser mas dulce… la voz de mi amada, de mi única y querida Caroline, en ese momento el conocimiento regresó, y antes de que él colocara ese machete de metal frío en mi cabeza, alcancé a mover mi espada para enterrarla en su pecho, mientras movía mi cabeza para solo esquivar por muy poco, de hecho, sin fuera por la corteza irregular que tenía aquel árbol seguro que estuviera muerto, fue un golpe de suerte… no fue Caroline, ¿acaso aunque fuera un monstruo me seguirías amando mi Caroline?, empujé mi espada con fuerza perforando su pulmón y atravesando su cuerpo, la escena era el hijo de puta parado frente a mí, con mi espada atravesando su cuerpo, yo sentado en el árbol, sentía como la sangre impura de aquel pendejo, pedófilo corría por mi espada, ensuciando su hoja color plata, hasta la sangre de los que había asesinado se me hacia mas pura que la de este imbécil…

—¡Armand! Te has descuidado, ahora vas a perder contra mí — la voz de Yezika me saco de mi pensamientos, al verla venir con tal fuerza, velocidad, pero descubierta a cualquier ataque, me hizo reaccionar para hacer con mi vara a un lado la suya y darle un golpe seco en la cabeza. —Tonta creíste que con ese simple ataque me vencerías, te lanzas con fuerza y velocidad pero sin prudencia, solo un estúpido con ganas de morir se lanza sin tener un plan o una defensa— ella se estaba tocando la cabeza, creo que me había emocionado de mas y se me pasó un poco la mano, aun así la escena se me hacia graciosa —¡ARMAND! Eres un estúpido eso me dolió, se me va a hacer un chichón— me gritó reprochando el golpe que le había propinado —Atacas desesperadamente, eso es lo menos que te mereces, si estuviéramos con espadas de verdad ya hubieras muerto… vamos de nuevo pequeña Yezika— Le dije tiernamente pero con algo de firmeza, era gracioso, pero aquella vez en aquel lugar al ver como asesinaba en un charco de sangre, después de llegar a la cuenta de que estaba por morir aquel imbécil solo me levante y saque mi espada de su moribundo cuerpo, solo para dejarlo desangrar y con un movimiento de mi espada quitar la sangre que aun corría por ella, arrancando su camisa para limpiar la hoja de mi espada de algo tan asqueroso como su sangre, la chica había dejado de gritar y al acercarme le comenté que ya no debería buscar venganza, pues ya la había tomado por ella. Su mirada estaba fija en mí, cuando me retiré del lugar ella me siguió a mi lado, hasta que llegué a esta choza… si se le puede decir un lugar donde vivir, y permaneció conmigo unas horas, observándome… hasta que sus palabras salieron —Eres tu un ángel verdad— eso me hizo reír, tal pensamiento tan infantil, pero a la vez tierno —Solo soy un asesino, si no hubiera estado por casualidad por aquí el te hubiera asesinado — —Enséñame a asesinar…— —¡Qué! NO, estas muy tonta, no te voy a enseñar vete niña…— ella al ver mi sobre salto se fue, pensé que no regresaría, pero por varios días regresaba insistiéndome, creo que tal tenacidad al fin me hizo entender en razón y me recordó a mí cuando decidí convertirme en asesino, al final terminé por acceder desde ese entonces… decidí adoptar aquella chica de nombre Yezika como mi primer alumna, y para cubrir su identidad darle el nombre de mi claro pseudónimo apellido.. Belmont, mi primera alumna mi segunda pequeña hermana... Yezika Belmont, un pequeño retoño en invierno.

Prometo no dejarte morir como aquella chica, prometo no convertirte en un monstruo como yo, yo te protegeré mi pequeña y dulce hermanita… Yezika Belmont…

Capítulo 4. Oscuridad en Casa… Niña Asesina

Todo ahora se reduce a un solo ataque, o defenderme… asesinar o ser asesinado, en este caso quisiera no asesinar, pero necesito no ser asesinado… maldita sea… sin tan solo pudiera dejar mi humanidad por tan solo un instante… convertirme en ese frío asesino, cobrar la vida de esta niña… pero siento que estaría decepcionando a mi Caroline… creo que debo responder al ataque… una estocada… ella viene con tan solo una estocada… —lo siento Caroline— murmuro, empuño mi espada y inicio mi carrera para encontrarme con ese pequeño monstruo, me acerco mas y mas a ella, con cada paso… y poco a poco empiezo a mover mi espada para poder bloquear su estocada… y con ello girar mi cuerpo y con un golpe horizontal hacerle una herida en su espalda… eso es mas que suficiente… a menos que no sea lo suficientemente profunda…

—Tú pequeño estúpido, aun no comprendes la magnitud del asunto… tan empeñado estas en no asesinar… mira que evitar darme un golpe volteando la espada— maldita sea… al ultimo instante me arrepentí… solo voltee el filo de la espada hacía el otro lado… sin embargo… —ves lo que ocasiona tu estupidez, tu brazo izquierdo ahora esta dañado… sin embargo no dejaré de atacar… hasta — se detuvo un poco lamiendo la sangre de la hoja de su espada… sonriendo, una mirada fija sobre mi… bastante sombría y profunda… y a la vez sin expresión —No se que haya pasado contigo, no se porque tienes esa mirada, ni porque no muestras señales de sentimiento alguno… pero se que adentro de ti esta una niña asustada… esta tu lado humano— conteste tomando la espada en mi mano izquierda mientras me apoyaba en ella para poder levantarme… tomando con mi mano derecha la herida… hasta que pude levantarme y colocar la espada en mi mano derecha… y empuñándola con las dos manos en posición de defensa… era imposible saber porque cada vez que evitaba lastimarla se enfurecía mas y mas… y como una niña tan pequeña se convirtió en un asesino despiadado… retomando el ahora y el lugar… con mi espada en mis puños, una herida profunda en mi brazo izquierdo, soportando el dolor, me defendí una y otra vez a medida que como un escorpión ataca a su victima para inyectarle el veneno mortal, esta niña tan solo se dedicaba a atacar… una tras otra estocada, moviendo mi cuerpo, siguiendo una danza mortal, y como la araña trataba de atraparme en su telaraña… —Ataca… ¿por qué no atacas imbécil?... no valoras tu vida… puta madre… atácame… — gritaba una y otra vez… mientras sus ataques eran mas desesperados, rápidos y mortales… tratar de pensar me hacia mas y mas lento… y con una hemorragia, donde mi sangre impura brotaba, derramándose en el suelo, mezclándose con la lluvia… mi mente se nubla poco a poco, Débil de tanto esfuerzo, ya no puedo mas… mi mente se va mas y mas dejando mi cuerpo, el dolor empieza a desaparecer… creo que es parte de morir, mi ultimo aliento en mi ultima desesperación… me dejaré caer en la eterna oscuridad, para que Dios me pueda juzgar y de una vez por todas caer al infierno y sufrir, condené mi alma por mi amor, suena irónico, pero sin embargo, así es la única manera en que puedo, y debo convertir mi venganza… Caroline… mi venganza… es cierto, no debo vencerme, no aquí no ahora, no me toca morir, no quiero morir… CAROLINE!!!!!

Solo se escuchó mi grito, lanzándome por la niña, mi espada empuñada por mis manos, acercándome mas y mas, poco a poco, cerrando mis ojos con algunas gotas de lagrimas que inconscientemente salían y se derramaban por mis parpados, como un grito de dolor de mi alma, solo el destino decidirá si vivo o muero, si he de morir aquí quisiera estar contigo Caroline… corrí todo lo que mis piernas me dejaban correr, hasta toparme con la muerte… mi espada se encaja en algo blando, algo iba mal, mi espada entraba mas y mas, abrí mis ojos, enfrente de mí, la niña había desviado su espada y mi espada le había atravesado el pecho, instintivamente me detuve en mi correr, pero con la fuerza que llevaba lancé a la niña por los aires hasta lanzarla algunos 2 metros, maldita sea… —Ar… Armand, ese es tu nombre verdad?, er…es un estúpido humano— escuchaba sus palabras mientras me acercaba poco a poco a ella, su respiración era entrecortada — Di… dime Armand, por qué una persona como nosotros se dedica a esto, no… no entendí eso y este fue mi destino… — decía las palabras cada vez con mas dificultad, solté mi espada y caminé hacia ella, hincándome a su lado —Cállate… no hables, aún puedo salvarte, no quería asesinarte— coloqué mi mano sobre su herida —Armand… ya es demasiado tarde— —Solo calla, deja ayudarte, debemos conseguir una ambulancia— —Ar…Armand, tan estúpido eres para ayudar a tu enemigo, si tan solo te hubiera conocido antes— colocó sus manos sobre mi cara, y parte de su sangre quedó sobre mi rostro, esa sangre que debería ser pura, ese corazón de niño que debería estar puro, corrompido por el destino y la suerte… —her… Hermano mayor— su ultimo suspiro mantuvo esas palabras, sus manos lentamente cayendo y sus dedos acariciando mi cara, ahora caían lentamente marcando mi cara con líneas de sangre, mientras caían sus manos yo cerré mis ojos y grité con todas mis fuerzas… dolor, tristeza y rabia se mezclaban, mi sangre empieza a hervir, lentamente mi razón se empieza a nublar, mis cuerdas bucales se aflojan un poco, y en escasos segundo de mi boca solo salía un grito de dolor, tan grande para escucharse en la parte más oscura y hacer cimbrar a persona mas fría.

Tratando de comprender el por qué, mi alma se había perdido, mis lagrimas corrían mientras mis puños solo se cerraban con fuerza sobre las manos de la niña, llorando a grito abierto, terminando de vomitar todo sentimiento que me ata al ser humano, despedir las ultimas gotas de mi alma lo dejaré por esta niña, porque la persona que falleció no fue ella, fue la ultima parte de mi alma… Caroline, perdóname he asesinado a un inocente de nuevo… todo por ese hijo de puta, maldigo esta noche, mataré a ese hijo de puta, escoria de la sociedad, porquería, tomo mi espada y la coloco en su funda, mientras tomo lentamente la funda del cuerpo sin vida de la niña, y quitándole la espada de su mano colocándola suavemente sobre la funda, y ajustando esta misma al lado de la mía, así hincándome ante su cuerpo y con mis dedos sobre mi herida tomando algo de mi sangre —Hace un momento me llamaste hermano, no se por que lo hiciste, sin embargo deja compartir un tiempo contigo a solas y dejemos que nuestros corazones se unan en silencio—

Después de terminar mi plegaria, empecé a correr hacia la casa del estúpido que mando a la niña, no puedo contener mis lagrimas y mi corazón arde en las llamas del coraje y le impotencia… su sangre cálida aun estaba en mi cara… maldita sea porque debe pasar siempre esto, dime mi Caroline, si pudiera regresar el tiempo, desenfundé mi pistola puesto que había guardias aún adentro, corriendo lo más que podía dejarme correr mis heridas… aunque el dolor se había ido por la adrenalina de la furia contenida en mi ser, inicio… bang… el primer disparo de mi arma… justo en la cabeza de un guardia, este cayó al suelo fulminado por la bala incrustada en su cerebro… bang el segundo disparo al pecho de otro guardia… sin embargo no murió al instante, y en el frenesí de mi carrera lo remate con mi espada en el corazón, sin dejar que alguna se dibujara en su rostro… y parte de su sangre cayó cerca de mi boca… y la lamí, lamí el dulce sabor de la sangre de mi enemigo, ahora mi alma estaba sedienta de sangre y no me iba a detener hasta acabar con el hijo de puta… salió otro a mi derecha con un arma automática, coloqué el cuerpo sin vida del otro desgraciado como mi escudo, mientras llovía plomo sobre el cuerpo inerte, apuntando lentamente, bang… el tercer disparo al corazón, mientras otro atacaba por mi espalda para capturarme, saque la espada del agujereado cuerpo, lleno de plomo y di un giro sobre mi cuerpo para cortar la cabeza del otro sin ningún problema… y disparar sobre otro que se encontraba detrás de él… poco a poco se iba quedando sin protectores el hijo de puta… algunos escapaban, mientras otros resguardaban ciertas partes de la casa… corrí por la casa dejando un sin fin de muertos, era la masacre, tarde o temprano iba a suceder, mi mente disfrutaba realmente de la sangre, mi cuerpo se encontraba empapada en sangre de ellos, mía y de aquella chica… Caroline… mi amor, ve en lo que me he convertido, ahora ya no merezco tu amor, tu calidez, ni siquiera estar a tus pies… mi hermosa Caroline ahora me siento mas lejos de ti, porque la muerte nos separo… por qué… mi amor… por qué…. Lagrimas salen de mis parpados de nuevo… lagrimas de sangre, y mi corazón oscuro que reclama tu luz mi preciosa Caroline si no hubiera pasado… si tan solo te hubieras quedado conmigo…. ¡CAROLINE!.... mi ultimo grito antes de soltar mi último disparo contra el guardia final que se encontraba resguardando la puerta del despacho del ese pendejo hijo de puta… su muerte ahora esta sellada…

Pateé la puerta para abrirla de una sola vez, mi mirada se postro sobre un rincón donde se encontraba aquel estupido, sentado en el suelo sujetando un arma y temblando de miedo, me daba pena el muy idiota muerto de miedo, sabiendo que el ha matado a muchas personas… aquella chica, por la culpa de este pendejo…. Tiene que morir, tiene que dejar de existir porque no es mas que escoria de la sociedad enmascarado por la mentira un político que solo limpia sus manos… aproveché que él estaba paralizado para acercarme y con mi espada cortarle las manos de un tajo... soltando un grito desgarrador...

—de… déjame en paz, te daré lo que sea pero no me mates— me decía mientras se sujetaba lo que le quedaba de las manos mientras la sangre escurría por sus brazos… lo levanté y sin decirle una palabra lo llevé a la cocina… mientras pasaba por un espejo solo observé mis ojos llenos de furia en un rostro lleno de sangre.. —que quieres, déjame en paz… yo no he hecho nada— —ya veremos hijo de puta… tu y yo saldaremos cuentas pendientes— le dije mientras encendía la estufa… solo quería quemarle esos dos pedazos de carne que le quedaban en vez de manos para que no se desangrara, al pasar su carne por las llamas, grito con tal fuerza que casi reventaba mi oído… pero lo disfrutaba… me encantaba verlo sufrir escucharlo gritar, suplicar por su vida y yo con cierto sadismo lo metía mas sus brazos a las llamas… lo golpee y lo mande a volar a la mesa, y con su peso esta se venció, este se revolcaba como gusano en el piso, al sufrir el dolor de la quemada… sin embargo sin tocarme el corazón inicié a patearlo... lo levanté y golpee su cara con mucha fuerza… —Mira estúpido canta… quiero saber de Caroline Belnamdes, se que tuviste que ver en su muerte— —Yo no— lo volví a golpear en la cara, con el golpe el escupió sangre, tal vez le quebré una muela no supe… el muy hijo de puta lo merecía —No te hagas el muy pendejo, se que tu estabas ahí— le dije mientras lo tomaba del cuello —yo no…— lo volví a golpear en la cara… y en el estomago…

—Dime hijo de puta… no tengo paciencia… — coloqué mi espada en su pierna, mientras la atravesaba despacio hasta que salió del otro lado, sus lagrimas salían por la desesperación de ser cazado en ese instante, el hecho de ser la victima y no el victimario, la sangre excitaba mis sentidos, y el dolor llenaba de éxtasis la sed de venganza que traía en ese instante, me gustaba el olor a sangre… —El capitán López Urrutia— farfulló esas palabras… —Quién— le grite apretando mi espada en su pierna… —ahhh… el capitán López Urrutia, se encarga de la seguridad del Estado, ya déjame en paz ya tienes lo que querías—

Le di un ultimo golpe antes de dejarlo parado contra la puerta… —Bien hijo de puta, te dejaré vivir, porque conmigo ya saldaste tu deuda— me volteé para darle la espalda, sin embargo, inicio una risa —en el momento que te vayas haré una llamada y te van a joder… te van a mandar a chingar a tu madre— —Solo dije que te dejaría vivir por mi parte pendejo, aun le debes algo a esa chica— mientras desenfundaba mi espada de nuevo… —Así que lo siento estupido— mientras desenfundaba la espada de la chica… y rápidamente me volteé… —Hoy vas a morir— mientras con mi espada la metía en su cuerpo atravesando la puerta, me hice para atrás y sin dejarle el tiempo para gritar… tome con mis dos manos la espada de la chica y atravesé su cuello hasta el fondo… dejándolo sin la posibilidad de gritar ni respirar… y baje mi mano a la otra espada para halar hacia abajo para cortar su vientre… y hacer que todos sus órganos se esparcieran por el suelo, acercándome a su oído… —Esto es por mi hermana, hijo de puta— mientras en un frenesí se furia corte sus brazos con ambas espadas… y sus piernas… Caroline… ahora soy un monstruo…

Año nuevo... aptitudes nuevas... percepciones nuevas.

Ultimamente he estado organizando mi vida, asi que parte de mi vida es esta mininovela que estoy escribiendo y compartiendo con ustedes, y que pues la he estado olvidando, tal vez por la cuestión del trabajo me he enfocado mas al trabajo que a escribir de nuevo, aunque como propósito para este año 2007 es sacar avante este proyecto, aunque lentamente pero poco a poco va a salir, asi que me disculpo por no reportar algo, sin embargo, ya tengo terminado el capítulo 4 de Asesino, espero puedan disfrutar este capítulo tanto como yo lo hice escribiendo, es algo violento y sangriento, quise aumentar mas la tensión entre el asesino y el ser humano que esta en Armand Belmont, mis más cercanos amigos y lectores de mi novela han tenido sentimientos encontrados con el personaje, tal vez lleguen a odiarlo o tal vez les guste lo que hizo, lo bueno para mi es hacerles mostrar varias caras conforme la novela se desarrolla, no quedar estancado en lo mismo, a veces si se necesitan algunos cambios importantes, y a veces tipo "gore"... asi que por favor lean el capitulo 4, ustedes mas que nadie son los que me enriquecen y sus reacciones son los que satisfacen la necesidad de seguir escribiendo....

 

FELIZ AÑO NUEVO....

Capítulo 3. Migajas del Corazón

     Después de estar parado más de una hora bajo la lluvia, aún recuperando mi cordura, la cual pendía solo de un hilo, en mi espada aun se escuchaba caer gotas de lluvia sobre la hoja totalmente limpia superficialmente, pero internamente manchada con la sangre de muchas personas, creo que dentro de algún tiempo eso inclinará la balanza hacia un lado, sin embargo, no tengo miedo, más miedo tengo en perder la cordura y dentro de ella perderte a ti mi amor… vuelvo en mi, debo seguir avanzando, seguir con mi misión, eso y antes de que miren que sostengo mi espada, la vuelvo a enfundar, levanto mi cara de nuevo hacia el cielo, pero ahora no hay una sonrisa dibujada en mi cara, sino un rostro sin expresión, dejo que la lluvia limpien mis lagrimas e inicio de nuevo a caminar por la calle, por esta misma calle por donde tarde o temprano correrá sangre, puesto que me encuentro muy cerca de la casa del político, paso a paso hasta llegar a una casa enorme, casi media cuadra, con una pared alta con alambre de púas en lo alto… vaya que se protege el bastardo, sabe que vivir como político y narcotraficante en lo oscuro vives con el corazón en la mano… entre el miedo y la felicidad que da temporalmente el dinero, dinero que pertenece al pueblo y dinero sucio “lavado” en los bancos del país, corrompiendo jóvenes, matando inocentes, todo por consecuencia de tan solo un acto de rebeldía, un acto de rebeldía que es tan solo el pequeño interruptor de muerte, porque directa o indirectamente tan solo una pequeña planta puede asesinar a muchos, no, es tan solo la estupidez humana, ¿es acaso que nacimos para destruir?... acaso no es que nosotros mismos inventamos asesinar al prójimo… acaso no fue el ser humano quien invento las armas para matarse unos a otros… y yo… tan solo soy un humano, con sed de venganza… quemando mis migajas de corazón, mis ultimas migajas, porque la mayoría de mi corazón se fue contigo Caroline, y tan solo espero que como aquel viejo cuento me hayas dejada un camino de migajas con mi corazón para seguirte hasta el fin del mundo.

 

     Vaya como lo esperaba, el portón de la entrada principal es totalmente opaco, y protegido por una persona, tendré que buscar por otro lado, caminando bajo la lluvia que cada vez se hacia menos, había ahora gente corriendo, como si fuera su última oportunidad de llegar  a un lado, su vida esta tan acelerada que a veces pierden algunos sentidos… no quisiera caer en acelerar mi vida, quisiera vivir tranquilo, pero es obvio que nunca lo haré, a menos claro que muera en este instante, que más quisiera para poder reunirme contigo… pero no dejaré a ningún hijo de perra pisotear tu memoria… aquellos que se atrevieron a separarnos caerán junto a mí…  —Disculpe, no fue… ¿Un árbol?— tan metido estaba en mis pensamientos que terminé con toparme en el camino de un árbol, es algo estúpido, como graciosa la situación, pero a la vez ventajoso… no hay nadie en las esquinas… y es lo suficientemente alto, ja… estúpido pero realmente ventajoso… subo el árbol cuidadosamente sin hacer algún ruido innecesario, activar alguna sospecha sería muy peligroso, poco a poco, llego a la copa del árbol, donde encuentro un lugar lo mas despejado por donde pudiera espiar hacia dentro de la casa, 1…2…3… 7 guardias, vaya que si tiene protección, esto será algo difícil, ahora si entiendo Belnamdes, no eres tonta… sabes pensar las cosas, tengo que aprender de ti… ahora solo me quedaré en silencio para observar más, alguna debilidad.

 

     —AB… ¿sabes que la vida es como el póquer?, tu no escoges las cartas y los ases bajo la manga no te ayudarán—… —vaya, otras palabras filosóficas Miguel, debes saber que eso no te llevara a nada… a menos a volverte loco como ese estúpido maestro hijo de su… —  —no seas pendejo AB… yo no decía filosofía… se que quieres tener algo con Caroline… tienes buenos gustos, aunque de pendejo y ratón de biblioteca no sales…— las palabras de Miguel se perdían en el aire mientras observaba caminar a Caroline en su uniforme de la preparatoria, perdido en el movimiento de su cabello, el movimiento de su cuerpo… tan solo verla me hacia perder en mi mundo… —Hazme caso pinche wey… Estás todo apendejado por esa vieja… se te nota…— había recibido un golpe en la cabeza, me había sacado de ver a tan semejante ángel caminar por la plaza cívica —hijo de toda tu put…— —Vamos AB no seas tan estúpido, creo que es hora de que le digas que sientes por ella, por lo menos acercártele, porque dudo que vayas a platicar algo bueno con ella… señor ratón de biblioteca—

 

 

 

     Vaya que me he quedado dormido, a que va ese sueño, un sueño tan raro… ahora lo recuerdo ese día… intente platicar contigo pero lo único que logré fue tartamudear algunas palabras enfrente de ti, parece un pequeño flash back de mi cerebro, tal vez atormentarme… ahora que lo recuerdo no he visto a Miguel, ni siquiera lo vi en el funeral de Caroline, que habrá pasado con él… vaya, hasta que decidiste salir maldito estúpido, ya me había cansado, será mi oportunidad?... no lo sé, pero estás ahí sentado en el balcón de tu habitación, mi oportunidad perfecta, el tiempo inicia a detenerse… empiezo a respirar mucho más lento y profundo, tomo mi pistola, moviendo lentamente mi mano hacia el bolsillo de mi gabardina, lentamente deslizando mi mano hacia fuera con el silenciador,  lo acomodo lentamente en el cañón de mi pistola, apunto lentamente a través de la mirilla de la pistola, respiro suave y despacio, esperando el momento justo de acabar con tu vida en tan solo un disparo, aunque no importa no sacarte información con tan solo verte muerto me da por suficiente, y así completar mi venganza.

 

     La paciencia es la mejor amiga del asesino, como en algún momento alguien me lo dijo, “espera, sigue a tu presa no te desesperes, tienes todo el tiempo del mundo, asegura el blanco respira hondo y presiona el gatillo”, lo siento Belnamdes no dejaré escapar a la presa, esta vez no, quisiera interrogarle, pero es más mi sen de venganza, mis cosquillas en el gatillo, y mi ilusión de verle volar los sesos por los aires, agregar un poco mas de oscuridad en mi corazón desvaneciendo el ser humano que hay en mí, acabando con mi similar, terminar con una vida más, conseguir mi venganza, esto es tan solo matar o matar…  sonrío, estas en la mira, empiezo a jalar el gatillo lentamente… —¡Papi!... estás aquí— ¿Qué?... una niña… ya no puedo detener mi dedo, yo… no puedo hacerlo enfrente de un ser tan puro… maldición todo transcurre tan despacio… ¿Qué debo hacer?... ¿la asesinaré a ella también?... demasiado tarde, la bala ya tiene un destino… cierro mis ojos… no quiero ver… destruiré la vida de un inocente…

 

—Intento de asesinato, ¡Guardias de prisa en ese árbol, disparen!—… abro los ojos, ¿he fallado?, se escuchan disparos, apenas pasan rozando muy cerca de mi, tanto que puedo escuchar el silbido de las balas… maldición debo bajar… salto de la rama del árbol, para echar a correr, maldición, puedo morir aquí… Caroline, no quiero irme sin saber realmente que pasó… me escondo detrás de una esquina, escucho pasos… esta demasiado cerca…  no deben observarme, alertarán a todo el pueblo, corro hacia el lado contrario…. —Alto ahí estúpido— maldición… —Baja el arma, despacio no queremos una tontería… vamos lentamente— no tengo opciones… aquí acaba todo mi Caroline… o tal vez… mi espada… no saben que la tengo… pero solo hay una oportunidad… —No me escuchas pendejo…— lentamente me agacho dejando la pistola en el suelo, el suelo aun mojado, podía escuchar el sonido de las gotas al caer en el charco, la lluvia no era mas que un chubasco ahora…  me levanto muy despacio colocando mi manos en todo lo alto, observando el cielo… pero sin dejarme ir, escucho los pasos de uno acercándose a mi por la espalda…  

 

     “Te dejaré mi última enseñanza, a veces cuando tu oponente es muy fuerte debes de esperar un empate y cuando baje la guardia” las palabras de mi abuelo llegaban a mi mente en ese instante, lo recuerdo muy bien en su lecho de muerte, acostado en aquella cama de hospital, aquel hombre revolucionario… que había sobrevivido a la revolución de mi país, ahora se encontraba aquí frente de mí sucumbiendo ante una enfermedad… abuelo… los paso se detienen… mi oportunidad… matar o morir en el intento, no hay que pensarlo más de una vez… bajo mis manos hacia mi costado izquierdo… agacho mi cuerpo… empuño mi espada un solo movimiento y determino quien vive y quien muere… mi golpe directo a la cabeza, con un giro de media vuelta, fue tan solo necesario para hacer volar la cabeza del guardia,  mi movimiento perpetuo de espada giratoria, con el movimiento natural de mi cuerpo lo deje caer para así recoger la pistola que había dejado anteriormente colocada de una manera que me favoreciera, no hay que titubear... el otro tipo tarda en reaccionar tomo la pistola… y descargo los otros 6 tiros que me quedaban en todo su cuerpo, y el último en la cabeza, termino hincado en el suelo con mi espada ensangrentada, y mi mirada al piso, ahora el agua se tornaba en color rojo carmesí, a consecuencia del desangramiento del cuerpo que apenas caía al suelo, como si el cuerpo se negara a morir, pero eso ya es demasiada tarde… el aroma dulce de la sangre se extendía a través de las gotas de lluvia… ese aroma dulce… el aroma dulce de la venganza, el aroma dulce de la muerte…  y sobre todo esto mi pecado…

—vaya… vaya… vaya… que rico aroma ¿no te parece?— escuché una voz detrás de mi —hace mucho que no me divertía tanto, mmm después de tanto tiempo al fin alguien fuerte, es realmente excitante— me levanté y voltee mi cuerpo muy despacio… — ¿La hija del político?—

— ¿Hija?... vaya que caíste con mi actuación, tan estúpido para ser un asesino, creo que no te debió de importar y debiste matarlo— me contestó con una pequeña risa —¿Quiere decir q…— —Así es… soy una asesina…— me quedé impresionado, sin embargo la impresión se fue con tan solo mirarla a los ojos, esos ojos que deben tener un brillo, ese brillo que representa que estas vivo no estaba presente en lo suyos, eran tan profundos como el mar e igual de oscuros, denotaban melancolía y tristeza…. Parecía muerta en vida… —bien, bien… no tenemos tiempo antes de que algún estúpido de señal a la policía— en su mano izquierda traía una espada… es tan solo una niña… yo no pienso matar a una niña… maldita sea… que hago… me convertiré en un infanticida, una niña de 14 años en frente de mi con una espada, no creo que vaya hacerme…

 

     Maldición es muy rápida, apenas pude esquivar el golpe, abriendo un poco una herida en mi pecho…  — ¿qué pasa?— —Yo no puedo matarte… eres…— —Una niña!! Ja... me das risa, en nuestro trabajo no debes considerar que si es hombre o mujer, niño o niña… tu solo debes asesinar…— solo podía esquivar sus golpes… y cada vez me hacia una pequeña herida en mi cuerpo, no podía predecir sus movimientos… no puedo ver a través de sus ojos, esos ojos que me absorben —Si dejas de luchar, solo significará tu muerte, y por lo que veo tu cuerpo no va a soportar mucho… decide… perece…

 

     ¿Qué hago Caroline?... me recuerda… aquella hija que tendríamos juntos, aunque no era mi sangre, la hubiera querido igual… no puedo asesinarla… no puedo atacarla… Caroline… yo no quiero matar a una niña… no quiero convertirme en alguien peor con un asesino. Estoy en un gran dilema… la mato y con ello mis migajas de corazón se extinguen… y si vive no me dejará terminar con mi misión… estoy dudando de mi promesa… mi Caroline… necesito tu apoyo… necesito tu respuesta… debo convertirme en un monstruo asesino de niños… Caroline mi amor… por qué me abandonaste?... por qué te fuiste aquel día… yo solo quería estar contigo… tener una familia, como seres humanos corrientes… sin embargo el destino me puso aquí y ahora contra una niña… no… también es un pequeño monstruo… yo me convertiré e algo igual ella… —Me aburres… es hora del golpe final… no fuiste tan divertido como esperé, tan sólo eres un patético asesino, aferrado a la humanidad, estúpidos humanos y sus sentimientos… prepárate… vas a morir…

Capítulo 2 -Sonido de lluvia cayendo-

Una hora de camino, por fin había llegado a la siguiente ciudad, mis manos estaban heladas a causa del viento que generaba al viajar a mucha velocidad, el cielo estaba oscuro, ya tomaba el tono grisáceo del típico color de lluvia, todo indicaba que debía buscar refugio pronto en algún lugar, lo mas probable era un cementerio, rápidamente a la entrada de la ciudad pude encontrar uno, lo suficientemente antiguos para contener mausoleos, que últimamente son tan escasos ya que ahora se sigue la costumbre de colocar puras lápidas (tal y como nuestros vecinos del norte). Todo parecía que se estaba celebrando un entierro dentro del cementerio ya que había autos y se escuchaba mucha gente dentro, era lo mejor que me había pasado ya que podía entrar tal como persona normal, sin brincar las bardas, caminando lentamente por la entrada principal, guardadas por dos estatuas de ángeles, caminando entre los mausoleos para tratar de encontrar el más adecuado,  aquel que podía ser forzado con facilidad y dejarme, no permitirme tan sólo pasar una noche, había encontrado el perfecto, un mausoleo de color verde, con un ángel en la parte superior, parecía muy antigua, de algunos 50 años tal vez, aunque estaba muy cerca del entierro de la otra persona, realmente no me importaba quien era o que hizo, sin embargo no podía actuar para no levantar sospechas, caminando un poco mas adelante, una niña sentada en una tumba, sentí curiosidad y de inmediato me senté a un lado de ella —Hola— le dije mientras me acomodaba la gabardina —¿vienes con alguien de aquellas personas?— le pregunté, mientras ella tan sólo asintió con la cabeza, tenía los ojos rojos, se notaba como las lágrimas habían surcado sus mejillas rojas, su cara un poco pálida, y en una mano sostenía un “balero”, mientras que en la otra sostenía una rosa, entonces entendí que lo mejor era callarme, sin embargo… —¿Por qué tuvo que morir tan bueno que era…? ¿Por qué abuelito?— sus palabras de súplica llegaron a mi corazón, como aquella vez que vi por última vez a Caroline en su féretro, se hizo un silencio tan pequeño, hasta que los sollozos de la niña me sonsacaron de mi pensamientos… — ¿Sabes?, hay veces que las personas buenas se van antes, es doloroso lo sé, sin embargo debes seguir adelante, tu abuelito lo hubiera querido, además el ahora se encuentra en el cielo en donde puede verte a donde quieras que vayas— le dije mientras le tocaba el hombro, no esperaba que me comprendiera, por lo menos a su edad… — Oh… aquí estás Lourdes, espero que no hayas molestado al señor…— escuché una voz dulce mientras algo pasaba en frente de mí —Espero que la pequeña Lourdes no lo haya molestado, quería tanto a su abuelo que ha sufrido tanto, todo lo vamos a extrañar— me dijo la voz, levantando mi cara un poco sin ver a la cara de quien me hablaba —No se preocupe señora, todo saldrá bien— agarró a Lourdes de la mano para llevarla a su lado —Dígame, usted no viene con mi padre, no lo he visto en el pueblo— me preguntó mientras la pequeña Lourdes se levantaba accediendo a la orden de su madre —No señora, soy de fuera, vengo a visitar a un viejo amigo— mentí para poder salirme de  todo lo que pudiera pasar, si supieran quien soy tendría que silenciar a ambas —Bueno, entonces hasta luego— moviéndose lentamente hacia el mausoleo donde estaban enterrando al pobre señor, mientras la pequeña Lourdes se detuvo un momento, extendió su brazo para entregarme la rosa, instintivamente la tomé —No estés triste, recuerda, esa persona a quien quieres ahora te vigila desde el cielo— me dejo la rosa y siguió caminando con su madre, tan enternecedora escena me dejo perplejo, sumido en mis pensamientos dando vueltas a la rosa una y otra vez, al borde de las lágrimas.

 

—Vaya Belmont, no sabía que eras pedófilo, que bien lo tenías guardado— una voz sensual en mi oído, un olor dulce, no podía identificar bien el olor, ya que no estoy acostumbrado al olor de un perfume, pero la voz si podía reconocerla, era Yessica… —Cállate no digas estupideces, ahora que se supone que haces, ¿espiarme?— me levanté para voltearme a ver a Yessica, traía un vestido negro pegado al cuerpo, muy sensual, observé su cuerpo una y otra vez, era magnífico, atlético pero sin perder feminidad… —Vaya, llevas rato observándome, no estarás pensando en perversiones o si — soltando una risa de complicidad y volteando de perfil mostrando su esbelta figura — No seas estúpida, dime a ¿qué viene que estés aquí?— le dije en tono un poco cortante, lo cual a ella le pareció gracioso y burlándose de mi usando poses sensuales — Sólo he venido a traerte esto, eres un poco predecible ¿sabes querido?— mientras se agachaba descaradamente para mostrar sus pechos por su pronunciado escote y dejándome caer un silenciador a un lado de mí —¿Qué no te gusta como se ven?... ¿o tal vez?— dijo mientras con sus brazos apretaba un poco sus pechos, lo cual hizo levantarme de la tumba en que estaba sentado casi sin tomar atención a tan escena erótica, tomé el silenciador — ¿Por qué me has traído esto?— — dime Belmont, tu piensas que un político como él va a andar libre sin protección en la ciudad… vaya no te creí tan estúpido…o eres muy impulsivo, haces las cosas sin pensar… tal vez eso sea… lo … que… — la voz se fue perdiendo hasta llegar al susurro, lo cual no entendí nada — Gracias Belnamdes, nunca lo había pensado así, te debo mas de una— le dije tomando el silenciador y colocándolo en una  de las bolsas de la gabardina —Sabes Belmont, saldré por unos días has tu trabajo y mantente escondido hasta que te diga el siguiente movimiento, es difícil conseguir el siguiente eslabón de esta cadena, cuídate mucho, por favor— mientras me abrazó y colocó su cabeza recostada en mi pecho — pronto estaré por aquí, hasta luego querido AB— me dio un beso en las mejillas cerca de la comisura de mis labios, mientras apretaba su cuerpo al mío, sólo se media vuelta y salió caminando lentamente moviéndose muy sensualmente al caminar, acerco la rosa a mi nariz mientras camino lentamente a mi mausoleo reservado para pasar el tiempo planeando el como asesinar a este político corrupto.

 

Me había quedado dormido, no se que tanto tiempo, el cielo esta oscuro, y el viento empieza a soplar, vaya parece que una pequeña tormenta se acerca, todo parece indicar un trágico final, tal vez, no se… siento algo en mis manos, oh si, es la rosa, esa pequeña, es fuerte a pesar de sufrir por la muerte de su abuelo… vaya una gota, empieza a llorar el cielo,  caminando lentamente entre tumbas y mausoleos, lentamente hacia una de las paredes laterales del cementerio, sosteniendo la rosa, tal vez otra cosa que me unía a mi ya casi perdida humanidad, ¿me estaré convirtiendo en un monstruo?.... un mister Hyde encantador… de vez en cuando huelo el dulce aroma de la rosa, recordándome la inocencia de aquella niña, su tristeza, alguna vez a mi me llegarán a querer tanto así… no… no creo ser tan estúpido, a mi solo me espera la muerte trágica, asesinado o muerto en una cárcel, peor aun, puede ser morir en una cámara de gases… dándome la justicia que merezco, no me preocupa no le temo a la muerte, solo es el siguiente paso, pero no quiero abandonar este mundo sin llevarme al infierno a todos aquellos involucrados en tu muerte Caroline, hasta que el último que caiga, no importa que mi cuerpo se desgarre en pedazos… huelo la rosa por ultima vez, y con cuidado la pongo sobre una lápida, me acerco a la pared, reviso que nadie pueda verme saltar, tomo el impulso necesario, después de todo la pared no es alta, además pienso que ningún muerto piensa escapar, al caer del otro lado, me incorporo para seguir mi camino, buscando a mi próxima victima, necesito investigar que debo hacer, caminando lentamente, muy despacio con mi vista al horizonte, casi perdida, solo observando el movimiento de las personas, una pareja de chicos besándose en una esquina y el contraste en otra de dos chicos, apenas unos niños drogándose, sin dinero ni familia, a eso que le llamamos niños de la calle, tirados perdidos en su mundo, sin guía, una persona sin guía esta a la deriva de cualquier tormenta, sexo, alcohol, drogas, prostitución, asesinatos y robos, son las cosas que han aumentado en mi país, sin contar la débil fuerza política que tenemos, con aires de tomar el dinero del pueblo para su uso personal, y el estúpido que asesinaré no es la excepción, asesino encubierto en faceta de buen político… odio a la gente con doble vida, mis puños se cierran con fuerza, mientras paso lentamente a un lado de los chicos drogados… el fuerte olor a marihuana mezclado con resistol 5000 entró en mi cerebro, dejando un sabor nauseabundo en mi boca, llevando la mano a mi nariz, me aleje y con ello dejando el mal olor de los vicios detrás de mí.

 

Mientras caminaba, no dejaba de recordar aquella niña, me recordaba a mi cuando era niño, la lluvia empieza a caer un poco mas, las gotas eran pequeñas, algunas eran gruesas,  cayendo sobre mi cuerpo podía sentir en mis manos tocar las frías gotas, otras caían en mi cara, el olor a tierra mojada me hacía añorar mis días de inocencia, aquello en que no te importaba nada, caminabas aun lloviendo porque te gustaba, jugabas… después cuando crecí, me gustaba caminar, lentamente sobre la lluvia, a pesar de que todos corrían a cubrirse a mi me gustaba bañarme bajo la lluvia, escuchar su sonido sentado en alguna banca, con mi cara mirando al cielo, mis ojos cerrados, las gotas de lluvia cayendo directamente en mi cara, como pellizcos… me sentía alegre, aunque todos me miraran raros y algunos se reían yo solo sonreía nada podía sacarme de felicidad, excepto tú, que tan solo verte correr cubriéndote de la lluvia, abrir tu paraguas y apresurar mas tu paso, siguiendo el rápido andar de las personas, nadie es capaz de detener el tiempo, disfrutar de las cosas sencillas de la vida, heme a mi un día que algunos odian para mí tan solo es un día de tranquilidad y calma… pero ese día, yo sentado en la banca del parque del pueblo donde nací, con mis manos extendidas a los lados sintiendo caer las gotas de lluvia, mi cara levantada hacia el cielo sonriendo, tal vez como loco, de un de repente la lluvia dejo de caer en mi cara, tan solo el ruido de las gotas cayendo en un paraguas… abrí los ojos, y estabas tú parada enfrente de mí, con una sonrisa en tu cara, te veías tan linda —Bueno, tu no te preocupas que te puedas morir de pulmonía verdad AB—  yo solo te devolví la sonrisa moviendo mi cabeza de un lado a otro en signo de negación, luego al parpadear por tan solo unos momentos tu me besaste en las mejillas, me quede solo cayado, sentado ahí solo sintiendo tus calidos labios y tus mejillas, se sentía tan bien…te levantaste y me volviste a sonreír, mientras caminabas hacia tus amigas que te observaban, y me lanzaban una mirada de chico raro, y salían casi corriendo, siguiéndote con la mirada, tocando mi mejilla… recordando la calidez de tus labios.

 

Algo cálido me sacó de mis pensamientos, una lagrima derramada por mi amor, por la persona amada, no da vergüenza,  yo por ti mi amor… y por mi alma que ya no puede volver hacia atrás, si vieras en lo que me convertí, un asesino, aquel que quita las vidas de otras personas, no quiero justificarme diciendo que mato por amor a ti, no, mi amor esta intacto por ti, es tan solo por la vanalidad del hombre… una venganza, tengo ganas de consumarla y miedo a perderme en ella alejando de lo que queda de mi humanidad, solo tu amor me mantiene caminando como alma errante…Mi Caroline querida, quisiera estar contigo, mis lagrimas se llenan de lagrimas por ti… y el cielo también la lluvia empieza a apretar mas y mas, ahora la fría lluvia y mis lagrimas tibias se mezclaban, me había parado tan solo un momento, mi mirada agachada, apretando mis ojos, mis labios y mis puños encrespados, en este momento lloraba mi alma, mi corazón y mi humanidad tan solo por mi amor…

 

No acabo creyendo que estés muerta, no sigo creyendo en ello, tu vives mi Caroline, sigues viviendo en mi, no quisiera dejarte morir… me tiro al suelo, el dolor es tan grande como para seguir en mi misión, mi alma se quebraba en pedazos, no lo resistía más, solo me deje caer en el encharcado suelo, tomando mi cabeza y llevándola a mis rodillas, dejando que mis lagrimas cayeran lentamente por mis mejillas,  un dolor que me quema, mi corazón arde de rabia, de amor y de sed de sangre… ¿Cómo puede el hombre mantener semejantes sentimientos?... aprieto mis manos contra mi rodillas, mis ojos pegados también a las rodillas, la lluvia mojando mi espalda, ese sonido de gotas de lluvia que me tranquilizaba, ahora me hacía llorar… me siento tan débil, tan pequeño que no se que hacer, Caroline, ayúdame dame fuerzas para seguir adelante, aunque pierda mi humanidad… puedo sentir una cálida brisa, Caroline, ¿ eres tú?... mi vista se levanta, estas frente a mí, puedo sentir tu presciencia, tu olor, tu tacto… ¿acaso eres tú? Levanté mi vista, estabas tú, sonriéndome mi Caroline, no puede ser verdad,  tan solo alucino, no sé… te acercas… puedo sentir tus labios… Caroline… ¿esto es real?...

 

Caroline, me has dado las fuerzas… tu silueta se desvanece entre la lluvia, mis lagrimas aun caen mezclada con la lluvia, me levanto poco a poco, apoyando mi mano en el suelo, mi alma había recuperado su equilibrio, sabía que debía tranquilizarme, después de un rato, aún puedo ver tu sonrisa, mi pequeña Caroline… aunque deba perder mi alma, mataré a todo quien estuvo involucrado… tomando mi espada, sacándola de la funda, colocándola frente de mí, con la hoja en horizontal, donde las gotas de lluvia pudieran tocarla, escuchar su sonido me hacia recordarte, y recordar mi promesa de vengar tu muerte… aunque sea con mi último respiro, por el amor que te siento, y la humanidad que me queda, yo… cambiaré mi mundo… yo protegeré tu recuerdo… pero este momento, estemos juntos con el corazón… levantando mi cara al cielo con los ojos cerrados mis manos extendidas sintiendo la lluvia… sonriendo un poco…. Caroline… mi corazón siempre esta contigo….