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¤ †¦Årmand ßelmont¦† ¤ ‡ [ Figther Dreamer ] ‡

Capítulo 1 -Niño Prodigio-

Hace apenas dos días atrás que había asesinado de nuevo, y aún la policía me seguía buscando, aunque no solo ellos me buscaban, sino que también un pequeño grupo de gente fanáticos de la religión, vale la pena mencionar que acabo de matar a un clérigo, alguien tan cercano a un “santo”, no sé como la gente no alcanza a comprender de que las personas, todas las personas siempre llevamos una o más mascaras, o es que solo queremos ignorar el hecho de que somos seres impuros, a veces estamos cegados a ver más allá, porque imagino que al ver las noticias en los medios locales, y nacionales (ya me había hecho la fama como un despiadado asesino) decían que como podía haber personas que pudieran hacer eso, vamos más del 90% de la población en mi país sigue una religión, era de esperarse que reaccionaran así. Escondido en un mausoleo de un pequeño cementerio de la ciudad, esperando a que los ánimos se calmaran un poco para poder seguir mi camino, sentado en el frío piso recargado a la pared, despertando de una fría noche con mi espada en mis manos, al contrario que muchos piensan que el asesino es un hombre que vive tranquilo después de asesinar, solo los que disfrutan matando son los que viven tranquilos, otros mueren o no quedan cuerdos, sin embargo yo no puedo dejar mi espada unos instantes, siempre alerta bajo tanto estrés, soportando todo este peso nada mas para encontrar quien fue el culpable de que iniciara este camino… no… solo busco la respuestas a por qué mi amor había muerto, Caroline, solo recordar su nombre me vibra el corazón, es lo único que me mantiene cuerdo deambulando en la vida como ser nocturno, lágrimas salen de nuevo de mis ojos. La risa de los niños me había sacado de mi sueño, esas risas que me hicieron levantar y salir del mausoleo lentamente hacia una de las paredes del cementerio, saltando tumbas, cruces y estatuas de ángeles, al llegar vi del otro lado a vario niños jugando en un patio de escuela, aquellas criaturas puras e inocentes que no conocen mucho sobre los que les espera de adultos, aún no comprenden que es la muerte en si, aunque también nosotros los adultos sabemos realmente que es la muerte, lo único que sabemos es que la tenemos segura.

De pronto había frente a mí una escena tan hermosa y tierna que daría calidez al más frío corazón, una parejita intercambiaba dulces, solo me hacía recordar aquella vez en la escuela primaria, la primera vez que te vi Caroline, yo era el más reservado de todos, rechazado por tener cierto don con los números, a mi edad de 8 años ya podía resolver ecuaciones de segundo grado como gente de secundaria, niño prodigio me decía mi madre, yo solo sentía que a veces era una maldición, todos me trataban como fenómeno, tampoco soy algún genio, solo había una manera en que aprendí a manejar los números así, leyendo, mi pasión era leer, leía en mi hora de recreo, sentado siempre a la sombra de un árbol sólo, a veces un grupo de niños llegaba y me lanzaban piedras, tierra o me gritaban “fenómeno”, pero una vez de los pocos días que me lo pasaba tranquilo, llegaste tú, con tu cabello negro largo, tus ojos color marrón, piel morena, la mirada coqueta y la sonrisa de un ángel, esa fue mi primera impresión, estabas frente de mí, y me dijiste “Hola”, el tiempo se detuvo en ese instante y por Dios juré haber visto a la niña más bonita de todo el mundo, yo no sabía que hacer, ni que responder no todos me decían “hola” sin burlarse… no podía dejar de mirarte, y tímidamente solo levante la mano y solté un risa tonta… me detuve pensando que eso te alejaría, luego te agachaste y acercaste tu cara como examinándome… oh Caroline, tu olor a chicle y a dulces de fresa era exquisito, luego me sonreíste de nuevo y dijiste “No veo que seas un fenómeno”, me reí y solo dije “es que no lo soy”, sacaste un dulce de tus bolsas y me lo ofreciste, esa bondad tan cálida que solo un niño puede dar, tomé el dulce instintivamente y por primera vez escuché tu nombre… “ me llamo Caroline” levantándote pues tus amigas te habían llamado con urgencia, pues como podía una chica tan linda juntarse con un fenómeno como yo, y sentado ahí hice mi mayor esfuerzo, estaba rojo de la pena, o mejor dicho tal vez de todo el desborde de ternura, abrí la boca y dije “me llamo A…”, la campana de la escuela había sonado sacándome de mis pensamientos, tomo el lazo que esta en la funda de mi espada, ese laso color violeta que usaste antes… el dolor de nuevo me invade ¿Por qué Caroline?, no entiendo por que te asesinaron.

—Vaya, vaya, tan patético como siempre Belmont— esa voz me parecía familiar, tan desagradable como siempre, la chica mas despreciable, antipática y sobre todo despiadada… —Ah, eres tú, maldición Belnamdes hace tiempo que te esperaba, aun me encuentro aquí sufriendo frío— y ella estaba de mi lado, que era lo peor del caso... Yessica Belnamdes, cabello negro, lacio y corto, de una estatura media, ojos negro y mirada profunda, sensual y fría, la asesina perfecta, chica sensual y despiadada, sus armas eran dos pequeñas espadas llamadas kodachis, y de armamento siempre le gustaba ser silenciosa, ella utilizaba un rifle semiautomático con un silenciador, y su puntería es terriblemente buena… no me gustaría luchar con ella, tal vez sea un alivio que este de mi lado. —Vaya, no me digas que ahora vas a matar niños— me dijo con cierta ironía después sentí su cuerpo pegarse a mi espalda, sus cabellos caían a la altura de sus ojos y su cara se asomaba por mi hombro. —No, tú no eres tan despiadado, verdad querido, aunque sería delicioso matar a uno, sería nuevo para mí, podría intentarlo con mi rifle— me susurraba al oído con voz sensual, —No seas estúpida, ellos no tienen nada que ver con todo esto— le dije en voz baja, levantándome un poco ella se bajó, y deslizando su mano sobre mi brazo hasta llegar a mi mano, y dándome un beso en la mejilla, me entregó un pequeño papel, ella se apartó de mí y antes de que pronunciara alguna palabra dijo —Tu próxima víctima, ahora solo interrógalo antes de asesinarlos, ¿entiendes querido?— cerró un ojo y con la mano hizo un gesto de despedida, mi próxima víctima en un papel, el quitarle la vida es tan fácil como romper este papel en pedazos, su nombre José Arturo López, la dirección era de un lugar a 90km de donde estoy, no quedaba otra sino que ir caminando hasta por allá, pero debo esperar al anochecer para no levantar sospechas, ni ataques de tumultos. Me alejo lentamente de la pared para regresar al frío mausoleo, donde había alimentos traídos por Yessica obviamente, podía hablar muy mal, ser desagradable, mandona, pero aún dentro de toda esa sensualidad había una linda persona, aunque es un hueso duro de roer. Sentado de nuevo en el frío piso del mausoleo, tomé la bolsa que había dejado antes Yessica, y la abrí lentamente, dentro de ella solo había un par de “sándwich” bien preparados, vamos no esperaba un manjar después de todo era comida, dentro de la bolsa también había una nota junto a un sobre a la que me dispuse a leer:

19/Enero/2006

Querido AB:

Espero que disfrutes la comida, no es mucho, pero es algo, antes que nada no se te olvide antes interrogar a tu víctima (ya te lo habré repetido varias veces), este sin duda es algo más difícil que un clérigo, es un político, tiene guardias y muy bien armados, en la tarjeta que debes tener en la mano esta la dirección de alguien que me debe un favor, ve con él y te proporcionará las cosas necesarias para que continúes con tu venganza.

Yessica Belnamdes.

La carta tenía sus labios pintados, era un color rojo carmesí, volteo la tarjeta, no dice ningún nombre, solo una dirección en letras negras, dejo a medio terminar mi “sándwich” salgo caminando lentamente del frío mausoleo, me pongo unos lentes oscuros para que nadie me pueda reconocer por la mirada, escondo mi espada en mi costado izquierdo con la gabardina, acomodo la solapa de mi gabardina y me desplazo lentamente a la calle, autos pasando, gente caminando gritando, alegre, enojadas, con tanta presión del trabajo, yo me sentía tan lejos de ellos aunque estuviera físicamente tan cercano a alguna persona, no podía faltar la gente que te ve raro, y uno que otro que te grite cosas por sentirse superior, cosas como “córtate ese pelo”, “parece puto”, “se cree mucho” son unas entre otras cosas que se me iban gritando en la calle, aunque si supieran quien era no dirían nada, son tan cobardes que para pelear necesitan de una “banda” de estúpidos igual o más estúpidos, van a todas partes juntos, hasta al baño, son “valientes” juntos, pero separados de su grupo, son unos tiernos gatitos. Veo a una señora caminar muy cerca de mí, me le acerco y ella se espanta, en sus ojos noto una inseguridad. —Disculpe señora, ¿en dónde se encuentra la calle Zaragoza?— le pregunto deteniéndola, su mirada se clavó en mi, revisándome de pies a cabeza y de cabeza pies. —Queda a solo dos cuadras de aquí— me contestó en tono seco, y volvió a su camino —Gracias— le digo últimamente las personas no son tan amigables, palabras como “gracias” o “por favor” se han olvidado, cortesías como “buenas noches” o “con permiso” solo muy pocos ya las utilizan, me encuentro cavilando sobre las banalidades del ser humano, ahora me encuentro cercano a la dirección, Zaragoza #53, una pequeña casa de color blanco, sencilla, con una cochera, un pequeño jardín bien cuidado, una puerta con una flor de color amarilla, podría ser de una mujer, toco la puerta 3 veces, la puerta se abre y tras de ella, no era una mujer quien estaba del otro lado, era un hombre con los ojos pintados y las pestañas rizadas, y sus labios un poco pintados, un homosexual. —Hola guapo. ¿En que puedo servirte?— me dijo mientras hacía una pose sexy, al parecer creyó que era uno que quería ser su cliente, le mostré la tarjeta dejándosela en sus manos, su cara cambio con un poco de desilusión, —ah, eres tú, pasa, tengo lo que necesitas aquí dentro— entro delicadamente a su casa, dejándome la puerta abierta, al entrar me percate que la casa estaba muy bien amueblada y daba un aspecto agradable, no podía creer que un hombre tuviera la casa así, no cabe duda que aun seguimos siendo un enigma, el estaba vestido en una bata y un “baby doll” sostenía una copa de ginebra. —Toma guapo, aquí tienes— me aventó unas llaves, tenían como llavero un ojo de peluche, me sentía raro, era muy lindo para un asesino y eso mismo fue lo que le dije. —oh, se me olvidaba algo, toma esto también, sencillamente no entiendo su vida— me dijo mientras me entregaba 8 cartuchos nuevos con balas con la punta hueca, este tipo de bala hace mucho daño, ya veo que Yessica tenía todo planeado, me llevó hasta la cochera de su casa, donde estaban ordenadas varias motos, de diferentes tipos, desde deportivas hasta una de las más clásicas. —Son todas tuyas— le pregunté casi tan impresionado de lo que tenía ahí —No tontito, yo soy muy delicada para andar en esas rudezas, son todas de Yessi— caminó hasta una moto deportiva color negro, vaya que si tenía todo planeado, hasta el color seleccionó, debo agradecerle cuando la vuelva a ver, Yessica, te has convertido en mi ángel salvador, llego hasta la moto y la acaricio, la toco lentamente, luego la monto, paso la llave y la enciendo, el motor suena, suena tan rico, el chico abre la puerta de la cochera, acelero un poco, empiezo a moverme hasta llegar a la puerta, —Muchas gracias, y también agradece a Yessica de mi parte— le dije mientras le estrechaba la mano —Oh no guapo, aunque cuando algún día decides regresar… podemos— la cosas se estaban poniendo algo serias, sinceramente no me interesaban los hombres, ante tan grotesca mirada puse a andar la motocicleta, tan pronto como pude, solo pude mirar por los espejos laterales como se despedía de mi, que chico tan raro, aun me pregunto como conoció a Yessica, bueno creo que no debo de cuestionarle, ya que sobre todo me ha ayudado, voy en camino por mi segunda victima en búsqueda de mi venganza, tampoco tendré piedad como ellos no la tuvieron con mi amor, Caroline, deseo saber por qué terminaron con tu vida, que fue lo que hiciste, maldición, derramaré un río de sangre por ti mi amor, porque necesito saber, necesito que estés a mi lado, mi preciosa Caroline, por qué me tuviste que dejar, solo me acerca a ti este lazo color violeta… Mi amor, voy por mi segunda víctima de los implicados en tu muerte, permíteme la fuerza para poder resistir hasta el final, vaya otra vez pensando en ella, mi mente es un revoltijo de ideas, mientras mi cabello vuela con el aire de la velocidad generada por la motocicleta… voy en camino de mi venganza….

Capítulo 0 -Iniciando lo terminado -

Veces el dolor es tan indescriptible que uno no se da cuenta que lo ha estado sufriendo por durante años y sin embargo sigue inamovible en un solo lugar, en mi caso particular mi corazón y sentimientos siguen tan oscuros, como cuando aquel día me marché de mi hogar, a pesar de las lágrimas de mi madre, tenía que seguir mi camino, no sé, tal vez me equivoqué, pero con la vida por delante y las vidas que llevaba en mis manos, mi alma adquiría ya un tono oscuro en aquellos momentos, con mi sangre impura y entre mi vida la persecución del pasado. La venganza vuelve ciego al ser humano, envenena al alma, al principio parece dulce, tan dulce como probar el mismo cielo, pero cuál equivocado está uno, cuando las consecuencias te alcanzan la mancha de oscuridad en tu ser crece lentamente hasta devorarte completamente y en tu corazón la dulzura que ocupaba la venganza se convierte en un trago amargo, en un pesar más. Ahora vago por todo el mundo en busca de una respuesta, mi búsqueda de la expiación de mis pecados, en esta época de muchos cambios la gente solo busca el bien propio, ya no hay diferencias entre bien y mal, es cuestión de perspectivas y como dicen “el cristal con que se miren” las cosas, nos hemos convertidos en egoístas y arrogantes sin sentido de la vida, aunque muy pocos conservan esa pureza, la ingenuidad, un alma no corrompida, sin embargo, todos los hemos hecho a un lado, perder esa pureza el cual hace maravilloso al ser humano, no se cuanto tiempo he estado pensando así bajo la luz de la luna llena, las hermosas estrellas como si fueran miles de almas pegadas en la basta oscuridad del infinito universo, ¿es así como uno quiere vivir? O simplemente dejarse llevar por la corriente.

 

     Yo debo seguir mi camino, por eso estoy aquí en frente de una iglesia, ante un sagrado templo de Dios, que se ha convertido poco a poco en tan solo un edificio un lugar de convivencia, a veces de actos corruptos, convirtiéndola así en un monstruo, una empresa más en este mundo, en donde el dinero es el que importa, ya había pasado en Roma, y la Santa Inquisición, asesinos vestidos con la cruz sagrada, nadie espera lo que va a suceder en tan solo unos minutos, tomaré una vida humana en frente de todos, no espero que comprendan, si asesinar fuera algo comprensible todo sabríamos quienes son los asesinos y quienes las víctimas, también a veces no se elige ningún lado, pero las circunstancias llevan a uno a elegir un lado tarde o temprano, al terminar con la vida de alguien puede llegar a ser un placer, una droga más, aquel que mata por placer llega el momento en que su mente se quiebra hacia la locura, asesinos seriales, el terrorismo, entre otras aberraciones del asesinato se convierte en un acto de estupidez, de falta de lucidez en la mente, el ser humano fue creado para destruir, es nuestra naturaleza, pero el asesinato para mi es tan solo la absorción de más oscuridad, hundiendo mi corazón y alma hasta lo mas bajo del infierno, quemando mi alma una y otra vez, comprendo que es un crimen quitarle la vida a alguien, no hay actos redentores, no importa si la persona es corrupta o no, el asesinato es el acto de arrebatar una vida humana y se paga un precio muy alto por ello, no quisiera justificarme pues al matar solo a personas corruptas no me vuelve tan bueno como uno quisiera pensar, no hay “muerte con causa”, tampoco mato por placer, no me provoca ningún sentimiento, es tan solo un acto entre mi victima y yo, donde la miro a sus ojos, observo sus movimientos, el tiempo se detiene entre ambos.

 

     Entro a la iglesia, todas las bancas están llenas, ni un alma cabe más, quisiera gritar “Bienvenidos a mi acto de crueldad”, aunque mi presencia  ya había puesto muchas miradas sobre mí, algunos sonrientes me saludan, otros tan solo sentían miedo o curiosidad, quien no lo haría, que pensarías si vieras a un hombre vestido de negro, con una gabardina del mismo color, un pelo largo suelto al hombro y ondulado saltando un poco por cada paso que das, y eso es porque solo han visto el exterior, dentro de la gabardina en mi costado izquierdo a la altura del pecho se encuentra una pistola calibre 45 preparada con 8 tiros, un compartimiento en la gabardina contiene 8 cartuchos de pistola, no me agradan mucho las armas de fuego, matar con un arma de fuego a larga distancia no te permite ver el alma de la víctima, ni siquiera absorber la oscuridad en ella, solo la utilizo como salida en una situación que lo amerite, mi arma preferida se encuentra mas abajo, a mi lado izquierdo de mi cadera se encuentra una katana hecha especialmente en Japón, la funda de color negro con un pequeño signo japonés o Kanji escrito en la parte superior con el significado de “Alma”, algo que tan puramente esta hecho por el alma del herrero, pero, la espada es un arma para matar no importa que tan poéticas o bonitas sean las palabras alrededor de ella, es un hecho que lo único que sirve es para matar. Me encuentro ya solo a 20 metros de la víctima, observo fijamente sus movimientos, sonriendo, hablando con los monaguillos, su mirada fija en el libro santo, queriendo mostrar al mundo, o mejor dicho, ocultar a todos la perversión y oscuridad que hay dentro de él. Pobre padre Martín, por tus pecados ahora eres juzgado por tan solo un humano, no Dios, no el Demonio, sino tan solo un simple y sencillo ser humano, aquel ser de la oscuridad que reclama tu alma para él. Desenvaino mi espada lentamente de la funda, la gente a mi lado me mira fijamente como si fuera loco, sus miradas de miedo se puede sentir desde cualquier parte, el silencio se hizo total, todo esperaban mi movimiento, algunos cuchicheos lejanos que podía escuchar, el sonido de cientos de feligreses había sido callado en tan solo un instante, al momento de que mi espada desenvainada colocándola en frente de mi con mi mano derecha  señalando a mi víctima, quien me observaba con cierto temor e incertidumbre, hasta que las siguientes palabras salieron de mi boca “Padre Martín, he venido por su alma” al momento de escucharlas su cara cambió totalmente a un color blanco, sus pupilas se dilataron en ese instante, e instintivamente empezó a moverse torpemente con la sotana puesta, gritando de histeria, corrí tras de él con mi espada en forma de estocada, los 20 metros que había de distancia se acortaron en tan solo segundos, cuando mi espada entro por la espalda atravesándolo por el estómago.

 

— ¿Por qué haces esto?... yo… soy un p…pastor— empezaba a tartamudear y unas lágrimas salían de sus ojos, me acerqué a sus oídos — Oh, padre, creo que alguna vez debió comentar sus pecados… su alma es ahora mía— le susurré antes de empujarlo para sacar mi espada de su ser, levantándola en plena caída del padre, el filo de mi espada terminó de cercenarle la cabeza, las gotas de sangre había caído sobre algunas figura de Ángeles, y el altar, ese blanco altar estaba manchado de sangre, las personas miraban impávidas, ni un gesto mas que el de terror en sus rostros, todo parecía una eternidad, en silencio… pasaron algunos segundos antes de que reaccionaran, la histeria se hizo masiva gente gritando, llorando, mientras yo tranquilamente con una hoja de papel con el mismo signo de la funda, limpiaba la sangre que había quedado en la espada, envainándola después de limpiarla me agacho lentamente para dejar la hoja en su pecho y así lentamente pararme para continuar mi camino.

 

—Alto ahí — pude escuchar a lo lejos, dos policías esperándome para atraparme, como si fuera tan tonto para dejarme entregar ante una de las partes mas corruptas de mi país, no los culpo, su bajo salario y su pésimo equipo, creo que en este mundo decadente solo nos convertimos en víctimas del dinero, pues sin él no podemos vivir, y corrompe el alma del ser humano con la avaricia… al repetirme estas palabras una y otra vez, hablando como un pastor, dibujo en mi cara una sonrisa, hace poco había matado a un padre, y ahora hablo como uno de ellos, parece estúpido pero en fin, miro fijamente a la cara de los policías, observo su mirada de miedo, puedo sentir el temor a morir en sus movimientos, yo parado en frente, ante el altar camino poco a poco hacía la silla en donde el padre se sienta ante el altar, sin perder de vista a los dos policías. —No entiendes, no te muevas pendejo o te puteamos, te hacemos tragar plomo hijo de tu madre— ahora se sentían tan valientes, sus palabras, mejor dicho su lenguaje tan coloquial de mi país, da una tonalidad picaresca a veces, pero, en otros casos solo parece un aberración del Español. — ¡Vamos!, ¿se atreverán a disparar a este hijo de puta? — dije mientras me sentaba en la silla con cierta arrogancia, era de esperarse su reacción de enojo pues empuñaron sus armas, martillando sus revólveres 38 especiales, un arma poderosa, sin embargo en manos de alguien que no sepa utilizarlas es tan solo una tontería enfrentarse ante alguien  con un poco de experiencia. — Oh no, ustedes no matan sino en “defensa propia”— hice un ademán con mis manos para mostrar el “entre comillas” en las palabras “defensa propia”, una pequeña pausa — o ¿será que solo matan por la espalda como cobardes e imbéciles que son?... son tan cobardes que ante alguien a quien desconocen se ponen valientes y cuando es una banda, o alguien “poderoso” se echan como perritos falderos, porque eso es lo que son, perritos falderos vestidos de azul— ya había encendido la mecha, como era de esperarse de alguien prepotente que escucha la verdad —¡CABRÓN!... maten al hijo de perra— otros dos policías habían llegado desde las puertas de ambos lados de la iglesia, ahora comprendo porque la valentía, si estos imbéciles no son tan estúpidos después de todo, saben lo que es tomar ventaja de la situación. Los disparos fueron a discreción pero sin acertar ninguno, puesto que me lancé al suelo cubriéndome con el altar de piedra, tuve tanto tiempo puesto disparaban por turnos para no dejarme escapar, pero ellos no tienen la misma paciencia que tengo, esperando el momento justo para el contraataque, aprendí de entre tantas heridas y estando al borde la muerte que aquel que gana no es el que tiene el mejor armamento, sino aquel que tiene la paciencia y la inteligencia para aprovechar los pequeños momentos de ventajas, me había olvidado de los feligreses, pero con la histeria la mayoría imagino que salió corriendo antes del tiroteo, algunos con la impresión se habían quedado en su lugar, tirados en el suelo, llorando desconsoladamente, a veces los gritos de las personas me daba las fuerzas no se por qué, es algo extraño tal vez, no hay marcha atrás la vida es tan solo un juego que hay que saberlo jugar, así que debo seguir jugando, tomó mi pistola y la martilleo lentamente, esperando solo la oportunidad de asesinar de nuevo, tal vez la persona a quien le quitaré la vida sea honesta, pero es un infortunio de la vida a veces colocarnos en el lugar menos apropiado, el tiempo se detiene poco a poco otra vez, es el momento solamente ya que todo solo pasa en segundos, saco la mitad de mi cuerpo por el lado izquierdo del altar, BANG el primer disparo justo a la cabeza de uno de los policías,  BANG, BANG, el segundo y tercer disparo al pecho y cuello del policía a la derecha, me escondo de nuevo y respiro profundo y exhalo lentamente, los otros dos policías inician los disparos de nuevo, escucho algunas maldiciones y malas palabras, algunas que recuerdan a mi madre, pero no pongo mucha atención a sus palabras, me concentro solo en tomar la vida de los otros dos policías, se detienen los disparos de nuevo, me levanto por encima del altar, mi dedo en el gatillo impaciente por disparar de nuevo, siento el cosquilleo, empezaba a disfrutar esto en realidad, estaba cayendo en la naturaleza del ser humano, el destruir, la oscuridad me empezaba a devorar, otros disparos salen de mi pistola casi al mismo tiempo, uno atraviesa la nuca del tercer policía, otro falla y el tercero le da en el hombro del último policía, caen al suelo, me levanto lentamente, la sangre regada a mi alrededor daba al ambiente un tono grotesco, una carnicería en pleno templo divino, no espero perdón de Dios, ni mucho menos de todos los aquí presentes, a mi lado los últimos respiros del policía que le había atravesado el cuello, caminando con cierta arrogancia con la pistola levantada, suelto otro disparo le vuelo la mano al policía herido, no quiero errores, siete tiros ya estaban vaciados de mi pistola, solo faltaba el último, aquel que me había llamado hijo de perra estaba ante mí, sus ojos de temor y su expresión de dolor me daba lástima, solo que las ordenes son precisas “asesina al padre y a todo aquel que se ponga ante ti”, hago la culata de la pistola hacia atrás, la última bala del cartucho sale disparado de la cámara, lo atrapo con la otra mano y lo empuño, cierro los ojos, mis lagrimas brotan lentamente de mis ojos, sabía que todo esto estaba mal, y no solo había tomado un alma sino que iba a tomar cinco almas en mis manos más, me agacho lentamente hasta acercarme casi al oído de mi víctima.

 

— No conozco tu nombre, no sé si eres bueno o malo, no conozco todo de ti, solo se que estuviste en el lugar menos apropiado, déjame llevar tu dolor, y cargar toda tu oscuridad en mi ser— le dije estas palabras mientras tomaba sangre en la punta de la bala, la última bala lentamente la coloco en la cámara, la cámara se cierra de nuevo, respiro hondo y aprieto el gatillo, el casquillo de la bala sale lentamente o parece salir lentamente de la pistola, escucho las sirenas que vienen al lugar, miro hacia atrás y el Cristo detrás de mí me mira con pena, me giro y me hecho a correr, mi vida se vuelve a manchar de sangre, por qué lo hago… no lo sé, en busca de una expiación tan dolorosa, sigo insistiendo cuando el momento llegue entregaré mi vida. Por el momento, solo puedo seguir en la búsqueda de quien fue…. ¿Caroline, quien fue el que te mandó a asesinar?... mi amada Caroline.

Bienvenidos...

Esto tan solo es un pequeño esfuerzo de plasmar mis ideas en papel (aunque sea electrónico), la siguiente novela o mini relato lo escribi con el afán de calmar un poco mi hiperactividad, en mis dias de ocio, espero les guste, soy apenas alguien que empieza escribir, espero que disfruten leyendo este pequeño relato...

Armand Belmont