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¤ †¦Årmand ßelmont¦† ¤ ‡ [ Figther Dreamer ] ‡

Capítulo 6. En el Pasado que estoy.

      Caminando poco a poco, Yezika había aprendido muy rápido a manejar la espada, ahora se defendía un poco mas, han pasado 5 semanas más, mantenerme a su lado me tenía contento, a veces reía y me hacia sentir bien, pues hace mucho que no reía, esta vida de tranquilidad es la que hubiera deseado que pasáramos ambos mi linda Caroline, en el que olvide mi espada y deje de oler a sangre maldita, en el que mi corazón se sienta tan confortable como hoy, sentado en el mismo lugar de siempre recostado sobre uno de los pilares de la repisa que daba al patio, mi espada en mano, frente a mí Yezika practicando algunos movimientos, distrayéndome en mis pensamientos dejando vagar mi mente, por el momento aquella escena de masacre se estaba alejando cada vez mas y mas, aunque la culpa sigue estando ahí, como una mancha en mi alma, aunque, no se que tan manchada este mi alma, a veces pienso que esta tan manchada que a veces ni por donde colocar otra mancha mas.

 

     —Armand, estás distraído, siempre me haces lo mismo, me dejas como tonta hablando —  me pellizcaba mis mejillas mientras siempre hacia su cara de enojada, me divertía verla así simplemente era linda y graciosa… —Yo solo… —  —Calla tonto, ya se… esta vez si me contarás quien es Caroline, ¿verdad?— llevaba una semana preguntando lo mismo, desde aquella vez que estaba dormido y entre sueños pronunciaba tu nombre, y es que aun dormido mi cuerpo te extraña mi linda Caroline, aunque he condenado mi alma a no volverte a ver, me encantaría volverte a ver… —Armand, me estás dando la vuelta de nuevo … ¿Qué era? Tu amante , ¿tu esposa?... —  —Pequeña Yezika ella era…— me detuve un momento, pensar bien las cosas, tal vez decir mas de mi pasado seria algo imprudente, pues mi vida de asesino alguien podría tomar como ventaja mis puntos débiles, sin embargo, ella era mi hermanita, como puedo desconfiar… ¿Y si mi traicionara algún día, la mataría?... encariñarse con la gente solo sirve para no permitirte odiar a dicha persona mientras se le quiere… y odiar a esa persona cuando se le desprecia… —ella era mi amada, hace 4 años ella y yo nos íbamos a casar, todo estaba preparado casi, a mis 18 años y 17 de ella después de haberle declarado mi amor, durante una noche de amor en el que me sentí tocar el cielo, ella terminó embarazada, al contrario de molestarnos la idea de tener un hijo entre los dos nos alentaba, me dediqué mas a estudiar para conseguir entrar a una universidad y nuestros padres acordaron que deberíamos casarnos, después de tener a nuestro primer hijo, yo estaba muy contento, ella se le notaba más aún, muchos de nuestros amigos nos decían por qué habíamos cometido ese error, sin embargo, no era un error, tan solo era un amor consumado, aunque nuestra vida iba a ser difícil con ella a mi lado, hubiéramos superado cualquier obstáculo — hice una pequeña pausa para levantarme, mientras –Yezika se encontraba a mi lado, con sus ojos brillando, no hacían falta palabras para que supiera que estaba atenta a mi platica y que continuara — cada día estaba con ella un poco de mi tiempo, había conseguido trabajo de medio tiempo, estudiar y trabajar es una carga pesada y para liberar esa pesada carga estaba siempre ella a mi lado, sonriendo,  abrazándome. Cada mes de su embarazo tomábamos fotos y tocaba su barriga para sentir a nuestro bebé, mi padre nos dio una de las casas que teníamos en la familia solo para nosotros dos, todo parecía perfecto, mis estudios en matemáticas, y física fácilmente me colocó en el camino a una ingeniería, había conseguido la beca en una universidad no en un 100% fue un poco menos un 85% pero me daba por servido, nueve meses habían pasado muy rápido, y así sin pensarlo ya estábamos esperando a Albert… mi primer hijo.

 

     Ese día, aquel día que nunca quise recordar me encontraba viajando hacia la universidad me querían para una entrevista con cada uno de los becados, era imposible que aquel día perfecto de verano… un 4 de Julio, pasara aquello… la entrevista estuvo bien, me felicitaron y me dieron la bienvenida al campus, una comida con todos mis futuros compañeros, en cuanto terminó la comida corrí a aquella tienda, había ahorrado algo de dinero para comprar un anillo de compromiso para ella, quería hacer las cosas como se deben, invitarla a cenar, pasar una linda velada juntos, antes de que naciera Albert… — mi corazón latía rápidamente, y mi respiración era agitada como si me estuvieran apretando el pecho, atándome una soga al cuello y cada recuerdo de aquel día me atravesaban el corazón como dagas.

 

     El solo vivir de recuerdos tan tristes en la vida, solo deja más dolor en la persona que lo vive, adentrándose en una oscuridad infinita y en el cual existe esa pequeña luz, un luz tan pálida como la que genera una veladora… — Al elegir un anillo para mi linda y amada Caroline, y al tomar un taxi para que me dejara en la central de autobuses, quería llegar lo mas pronto posible, ya que, la ciudad donde estaba la universidad se encontraba a 3 horas de distancia, por suerte cuando llegué aun había un camión disponible para mi ciudad, sin pensarlo pagué el pasaje y me subí lo mas pronto posible no podía esperar la cara que pondría cuando le entregara el anillo, obviamente ya estábamos comprometidos sin embargo, no creía que esperaría un anillo de mi parte así que sería una gran sorpresa para ella, pero … — en ese momento una lagrima cruzó mi cara lentamente por toda la mejilla, con mi mano en mi corazón tan afligido que también parecía llorar, el recordar aquellos dolorosos tiempos solo me hace saber que el ser humano tan solo es alguien masoquista que le gusta sufrir con el pasado, sin dejarlo enterrar para dejar desgarrar mi corazón y alma, entonces es como mi cuerpo se va poco a poco hacia la oscuridad del dolor mas profundo del ser humano, perder a un ser querido, al ser que amas, a esa persona que creías estaría contigo toda la vida,  y el despertar al día siguiente sin esa persona te duele tanto como morir cada día sin esa persona.

 

—Armand, ¿Te duele ahí?— y ahí estaba ella mostrando su tierno corazón hacia la manzana podrida de mi alma, tocando mi corazón con su mano abrazándome un gesto tan tierno me hacia mirar hacia atrás  y mirar al monstruo que había creado, en lo que me había convertido. Quería vomitar mis entrañas, desgarrar mi cuerpo por dentro, el dolor me quemaba tal cual fuera llamas sobre mí, eso sería una probada de lo que me espera en el infierno, pero… ese sentimiento de calor, no lo había sentido en mucho tiempo y ahora, con mi hermanita a mi lado esa parte de mi ser humano está regresando desplazando a mi lado asesino.

 

—Y aquel día, cuando llegué a mi pueblo natal, después de 3 horas de viaje, llegué a mi hogar y aunque era de noche las luces aun no estaban encendidas, se me hacia extraño, ¿tal vez ella salió? Solo se me ocurrió pensar en eso, tomé una de las tarjetas de casetas telefónicas que tenía en mi cartera y me dirigí hacia la caseta mas cercana para telefonear a la casa de mis padres, pero  no estaba ahí, también llamé a sus padres donde también obtuve respuesta negativa, tampoco era de preocuparse porque podría haber salido con cualquiera de sus amigos o amigas. Regresé a mi casa, donde jamás debí haber llegado, al abrir las puertas para mi horror, estaba un charco de sangre de inmediato seguí el rastro de sangre, como si atacaron a alguien y lo arrastraron, mi desesperación avanzaba y mi mente me hacia malas jugadas tratando de llegar a la conjetura de que solo era una broma… pero… no ahí tirada en otro charco de sangre se encontraba mi linda Caroline, tenía una herida en el pecho, muy profunda por donde aún la sangre salía poco a poco, mis ojos se llenaron de lagrimas de la impresión tarde rato en poder gritar, donde mi grito hizo que los vecinos salieran a curiosear, salí corriendo como loco pidiendo ayuda… — mi pobre y linda Caroline, la escena que describí y que viví en carne propia aun me hace quebrar mi semblante, prácticamente mi voz estaba quebrada, sollozando y llorando, abrazaba con mas fuerzas a Yezika que tan solo se limitaba a apretarme con fuerza, a que sintiera sus tierna y cálida cara en mi pecho.

 

—Vaya AB aun sigues queriéndola… — mi mente se quedó en blanco aquella voz la conocía, era acaso… —Hace tiempo que no te veía, Belmont— sin lugar a dudas era —Yessica… Belnamdes— mi mente y mi voz se sincronizaron —Maldición Belmont, tan patético como siempre… — dijo mientras salió de los arbustos alrededor de la cabaña, observando la escena en la que estaba —Vaya, ahora ya se el motivo porque estabas escondido, hijo de perra suertudo…—  separando lentamente a Yezika me levanté secando mis lagrimas —Hermano — dijo Yezika al saber que se había separado de mi, ahora mi pecho estaba mojado no por mis lagrimas sino por las lagrimas de ella —¿Hermano?... acaso escuché bien… ¿Hermano? A que guarrada estás jugando Belmont, eres un pinche puerco pervertido— — ¡No seas estúpida! No vengas con tus aclaraciones en doble sentido, siempre estas pensando en sexo… la pervertida eres tu… — Yessica siempre me hacia ese tipo de broma, mientras ella se reía yo solo me enojaba mas —Es difícil encontrarte AB, hace tiempo que no nos veíamos—  mientras se acercaba a mi lentamente hasta estar frente a mí… mientras se detuvo para tomar aire y soltarme tremenda cachetada, con tal fuerza que hizo que mi labio reventara —¿Por qué no hiciste lo que te pedí?, AB eres un estúpido, acabas de echar a perder tu venganza ya que aquel hijo de puta se llevó el secreto a tres metros bajo tierra— su semblante era severo, por lo regular era una chica irónica, burlona pero sin embargo siempre sonreía, ese día tenía frente a mí a aquella chica que me entrenaba para volverme asesino, la que me trataba a golpes, la que a veces al practicar con espadas me dejaba al borde de la muerte.

 

    Casi de inmediato Yezika se había puesto en guardia con su pequeña vara de madera, se lanzó al ataque sobre una experta, lo hizo por coraje, o no se el motivo del por qué, el hecho es que una presa así de fácil para Yessica sería como festín de sangre, sin embargo con su espada aun en la funda, golpeó una y otra vez a Yezika sin piedad, y con cada golpe una palabra para remarcar que tan solo era una principiante… al terminar de proponerle tan pesada tunda a la pobre chica, y esa chica adolorida en el piso al borde del desmayo, gritando una y otra vez “para”, Yessica caminó lentamente hacia donde estaba yo solo observando, aun tomando mi cara por el dolor de la cachetada —¿y bien AB alguna palabra antes de matarte— sus palabras eran tan serias, que me hicieron estremecer, cuando ella solo levantó de nuevo su espada, mientras yo aun sin palabras instintivamente cerré mis ojos.

 

     Momentos después sentí una cosa cálida en mi frente, abrí mis ojos y ahí estaba el cabello de Yessica cayendo sobre mi cara, estaba tan sorprendido, pero mas que nada aliviado por no perder mi vida, mi oportunidad para llevar mi venganza, lentamente ella se alejó de mi para volverme a enseñar su sonrisa, era ahora la misma Yessica que conocía —Eres tan tonto… me tenías preocupada, y yo que pensaba que estabas herido de gravedad o muerto… y mira aquí tu de galán… dime ya te la... — había vuelto a ser la misma de siempre, casi con sus majaderías —Tu mente pervertida siempre Belnamdes… — le dije mientras le tapaba la boca y me levantaba del suelo —¿por qué piensas siempre en esas cosas?— mientras decía ella me sacudía parte de mi ropa de la tierra y polvo que había sobre mi ropa —Vamos Belmont, tu y ella solos… no creo que… ni tan solo un…— —Calla ya, deja de decir estupideces, yo no tengo la mente enfocada en eso— le dije con cierta autoridad mientras iba por Yezika, había sido golpeada tan severamente que a lo mejor ya estaba muy lesionada, desmayada o muerta… en realidad no sabía que hacer si estaba muerta. Es curioso el cambio el cambio de su personalidad aunque me sentía aliviado, sentir una golpiza por ella sería demasiado fatal…

 

Yessica había ido a levantar al pequeño bulto cubierto de sangre y varios golpes, me daba pena y un poco de coraje que no haya podido ayudarla, esa chica que me había demostrado un poco de amor ahora estaba en el suelo, herida por una circunstancia que no debía pasar, por qué la gente que termina conmigo siempre es dañada, maldición… alejándome de las dos chicas para reflexionar un poco, caminando por el bosque, aun con la herida abierta de contar como había pasado todo, recuerdo después de encontrarla en el charco de sangre, de correr como loco a gritar a la calle en busca de ayuda, después de una hora las “autoridades” llegaron a la escena, los muy desgraciados son tan impotentes que tan solo llegaron y por solo tener sangre de ella me aventaron contra una patrulla violentamente revisándome si no tenía armas, al tratar de decirles que yo no era el asesino, me golpearon mientras me decían una y otra vez groserías, por lo tanto me subieron por desacato a la autoridad, los hijos de puta solo para eso tienen el poder, no saben otra cosa mas que abusar… golpeo un árbol del coraje de acordarme de aquella escena, dentro de la patrulla me volvieron a golpear, una y otra vez, solo por el hecho de divertirse, al llegar a la cárcel todo golpeado, empapado en mis lagrimas de impotencia mezcladas con sangre, mi propia sangre fui lanzado a la celda no metí las manos caí directo al suelo solo para soltarme a llorar como un niño, de dolor no era físico mi corazón había sido desgarrado el amor de mi vida se había ido y con ella se fue también mi alma, solo estuve 2 días en la cárcel antes de que un policía con su cara de estúpido, y después de que cometieron tal pendejada se dieron cuenta que no era el asesino, mis suegros y mis padres estaban ahí, los golpes que me habían dado ahora eran moretones en mi cara, que también estaba hinchada, mi madre al verme soltó un grito al cielo, maldiciendo a los policías que tan solo se reían y se disculpaban muy hipócritamente, yo no quería saber mas de eso, y fui llevado a casa de mis padres, aunque aún se realizaba el funeral de Caroline no quería ir, no quería despedirme sin embargo, después de curar mis heridas fui al entierro, mi dolor tan solo al entrar al cementerio fue demasiado, mis lagrimas empezaron a salir, el anillo que había comprado que querían hacer perdido en la estación de policía, se me fue devuelto, ya que mi padre los amenazó con ir con el gobernador del estado, que por cierto es amigo de la familia… en mi bolsillo, con mi familia a un lado lentamente caminando hacia un féretro color plateado, cubierto de rosas y diferentes flores, encima de un agujero cavado, entre las ofrendas una foto de la quien en vida fuera mi mas grande amor, mi linda Caroline. No podía resistir tal dolor, sin embargo, tuve que armarme de dolor para llegar casi a rastras hacia el lugar donde se encontraba, solo para sostenerme del féretro llorando sobre él, y lentamente abrí el féretro para volver a ver la cara de mi Caroline, tome sus manos heladas como el hielo, heladas sin la falta de la calidez que tenían en vida, y lentamente coloqué el anillo en ella, con mis lagrimas cayendo sobre su mano, sobre el anillo, mire su cara, estaba ahí como si estuviera durmiendo, acomodé su cabello, acaricie su frente y mejillas para susurrar “mi amor, no se por qué me has dejado, sin ti tan solo soy un cuerpo sin vida caminando por una vida sin sentido” mientras por ultima vez besaba frente…

 

—Armand, no me gusta verte así solo aquella vez te he visto llorar así— unos brazos me abrazaban, sentía el calor de un cuerpo pegado al mío por la espalda, tan suave y pequeño, Yessica había regresado conmigo, su cara pegada a mi espalda, sintiendo como un poco de sus lagrimas mojaba mi camiseta, mientras tanto yo no podía hablar se me había hecho un nudo en la garganta, y mis lagrimas caían sobre la tierra aunque sabía que las lagrimas no la traerían de vuelta, ni tantas veces mate a las personas implicadas en su muerte, ese momento que pasaba con Yessica era parecido como aquella tarde en que juré cobrar venganza, con el sol cayendo en el horizonte cambiando las matices del cielo de naranja a roja… y al final tener una oscuridad infinita adornadas con el velo de las estrellas en el cielo… por alguna extraña razón me sentía reconfortado y mientras mis ojos rojos de tanto llorar se levantaban al cielo para observar la luna, en cuarto creciente, aquella que siempre vela la noche e ilumina en la oscuridad… me di la vuelta, para abrazar a Yessica de frente —Debes cuidar a Yezika por mí— mientras apoyaba mi cabeza en su hombro —De nuevo me volverás a dejar como aquella vez ¿verdad?— ella solo acariciaba mi cabello —Gracias y Adiós— me separé de ella como aquella noche para salir caminando de ahí dejando de nuevo todo atrás, no creo que me perdone Yezika por dejarla… sin embargo, creo que debo estar solo, debo terminar mi venganza antes de que todo sentimiento me llegue de nuevo y termine por comerme.

 

     Lo siento Caroline, debo hacerlo a mi modo solamente así podre estar a gusto conmigo, puede que termine muerto, pero… quiero hacerlos pagar mi linda Caroline, esta espada debe probar el corazón de la persona quien estuvo detrás de todo, lo atravesaré y lo partiré en dos, esta mi venganza… mi misión suicida… lo siento Yessica… hermanita… de ahora en adelante seguiré solo pase lo que pase… avanzaré hacia la oscuridad.

1 comentario

Sakkarah -

TRiste la historia...

Es cierto que somos un poco masoquistas en los recuerdos, como si hubiera necesidad de sufrir.

Un beso.